Con el estilo bizantino en arquitectura se formó a su vez el de escultura quedando definido a partir del siglo VI. Anteriormente a dicho el siglo dominaba al estilo romano decadente, aún en la misma Constantinopla según lo evidencian las dos estatuas del Buen Pastor y los relieves del gran zócalo en que se apoya el obelisco egipcio colocado por Teodosio el Grande en una plaza de la capital a finales del siglo V, llamado por él, obelisco de Teodosio. No obstante, en otros monumentos de la época se iniciaba ya el gusto bizantino, como lo demuestra el clípeo votivo de plata o Disco de Teodosio de Madrid que ostenta en bajorrelieve las figuras sedentes del emperador con sus hijos y otros cortesanos en pie y que data el año 393 de la era cristiana.
El estilo bizantino en escultura debe considerarse como una derivación y degeneración del greco-romano, bajo la influencia asiática. Le caracterizan, en general, cierto amaneramiento, uniformidad y rigidez o falta de naturalidad en las figuras junto con la gravedad la cual suele consistir en esmaltes, en imitaciones de piedras y sartas de perlas, en trazos geométricos y en follaje estilizado o desprovisto de naturalidad. Cultivó el arte bizantino muy poco la estatuaria pero abundó en mosaicos y en relieves sobre marfil, plata y bronce y no abandonó del todo el uso de camafeos y entalles en piedras finas. En los relieves, como en las pinturas y mosaicos se presentan las figuras mirando de frente.
Se distingue en la evolución histórica de la misma los siguientes períodos:
En todas las épocas del estilo bizantino se cultivaron con suntuosidad asiática la orfebrería y la joyería en las cuales tiene su parte importante la escultura.
El contenido de este artículo incorpora material de Arqueología y bellas artes, de 1922, de Francisco Naval y Ayerbe, que se encuentra en el dominio público.
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