La epistemología, del griego ἐπιστήμη ─epistḗmē («conocimiento»)─ y λόγος ─lógos («estudio»)─, es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento científico, su naturaleza, posibilidad, alcance y fundamentos.
Algunos autores distinguen a la epistemología, estudio del conocimiento científico, de la gnoseología, estudio del conocimiento en general. Otros, en cambio, consideran que el término «epistemología» ha ido ampliando su significado y lo utilizan como sinónimo de «teoría del conocimiento», sobre todo en el mundo anglosajón.
La epistemología estudia las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento científico y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificación. Algunas de las preguntas que pretende responder la epistemología son ¿Cómo conocemos?, ¿Cuáles son las fuentes del conocimiento?, ¿Cómo diferenciamos lo verdadero de lo falso? y ¿Cuáles son los tipos de conocimiento?. El debate no se centra en un cocimiento específico, sino en la forma en como conocemos.[1]
Generalmente, los debates en la epistemología se agrupan en torno a cuatro áreas centrales:[2]
Las teorías del conocimiento específicas son también parte de la epistemología, por ejemplo la epistemología de las ciencias físicas o de las ciencias psicológicas.
No se debe confundir a la epistemología con:
En filosofía de la ciencia, la falsabilidad o refutabilidad es la capacidad de una teoría o hipótesis de ser sometida a potenciales pruebas que la contradigan. Es uno de los dos pilares del método científico, siendo la reproducibilidad el otro.
En epistemología e historia de la ciencia, una revolución científica es el momento en que la producción científica deja de reproducir los esquemas de la denominada ciencia normal y se produce un cambio de paradigma científico.
La epistemología encuentra ya sus primeras formas en la Antigua Grecia, inicialmente en filósofos como Parménides o Platón. Para los antiguos griegos, el tipo de conocimiento llamado episteme se oponía al conocimiento denominado doxa. La doxa era el conocimiento vulgar u ordinario del ser humano, no sometido a una rigurosa reflexión crítica. La episteme era el conocimiento reflexivo elaborado con rigor. De ahí que el término «epistemología» se haya utilizado con frecuencia como equivalente a «ciencia o teoría del conocimiento».
Para Platón, primero surgen las formas y luego los objetos del mundo sensible, mientras que para Aristóteles vienen estos objetos previamente a las formas, este es un concepto que los seres humanos hemos formado a partir de la experiencia sensible.
Para Aristóteles, precursor de la teoría del conocimiento, todo conocimiento nace de la experiencia sensible, la experiencia que obtenemos a través de los sentidos, del contacto con la realidad (realismo). No podemos tener conocimiento del mundo si no tenemos contacto directo con él y si luego no interviene la inteligencia (intelectualismo).
La epistemología propiamente dicha comienza en el Renacimiento. El conocimiento científico aparecerá en ella como conocimiento, análisis y síntesis de los fenómenos, es decir, de la apariencia o manifestación de la realidad en la experiencia humana. Los momentos más importantes de la maduración de esta metodología de la ciencia como crítica racional de los fenómenos de experiencia están representados por Kepler (1571-1631) y Galileo Galilei (1564-1642), Francis Bacon (1561-1626), René Descartes (1596-1650), Isaac Newton (1642-1727), Locke (1632-1704), Leibniz (1646-1716) y Kant. Novum Organum y Gran instauración de las ciencias de Bacon, Discurso del método de Descartes, Reforma del entendimiento de Spinoza y Búsqueda de la verdad de Malebranche ofrecen observaciones interesantes para el epistemólogo, aunque propiamente no pueden considerarse como obras de epistemología. Sí se acercan más al sentido actual de la epistemología el libro IV de Ensayo sobre la inteligencia humana de Locke y en especial la respuesta que le da Leibniz en Nuevos Ensayos. En el siglo XVIII, la obra que mejor predice lo que será posteriormente la epistemología es Discurso preliminar a la Enciclopedia, de D'Alembert.
Los siglos XVII y XVIII fueron la edad de la epistemología, porque fue entonces cuando Descartes introdujo lo que se suele llamar la "búsqueda de certeza", tratando de hallar una base segura para el conocimiento, empresa en la cual fue seguida a su vez por otros filósofos de ese periodo.
Immanuel Kant estudió la teoría del conocimiento para intentar averiguar si era posible reconstruir la metafísica como ciencia, realizando así una suspensión de juicio humano (epojé o epogé) que le permitiese saber:
Para saber así qué límites y posibilidades tiene el hombre en estos tres campos. Para llevar a cabo su propósito escribe la Crítica de la razón pura.
A comienzos del siglo XIX se consideran precursores el segundo volumen de La filosofía del espíritu humano (1814) de Dugald Stewart, Curso de filosofía positiva (a partir de 1826) de Augusto Comte y Discurso preliminar al estudio de la filosofía natural (1830) de John Herschel.
Las dos obras fundamentales con las que, aunque no existiera la palabra epistemología, empezó a desarrollarse el contenido de lo que hoy se llama así propiamente fueron Wissenschaftslehre (1837), de Bernard Bolzano, y Filosofía de las ciencias inductivas (1840) de William Whewell. La palabra Wissenschaftslehre, que Bolzano menciona al comienzo de su obra, corresponde en alemán a lo que quiere decir en un castellano inspirado en el griego «epistemología», «teoría de la ciencia». Sin embargo, ambos vocablos, el alemán y el castellano (o el inglés epistemology), no son exactamente sinónimos, ya que el primero ha conservado de sus orígenes más antiguos un sentido más amplio que el que ha tomado el segundo, que se forjó para designar una disciplina más estricta. A pesar de que en la segunda mitad de su obra abarque un campo más amplio, Bolzano considera la palabra Wissenschaftslehre en un sentido más concreto, aquel en que Wissenschaft designa propiamente el conocimiento científico, excluyendo cualquier otra forma de conocimiento. Con minuciosidad y rigor, su estudio se centra en nociones fundamentales de la lógica y anticipa algunos de los problemas de la metalógica actual.
Las investigaciones de Whewell inauguran el método histórico-crítico, pero ante la amplitud que exigía su tarea separó los dos métodos y publicó primero la Historia, que sirvió de base a lo que poco después será la Filosofía de las ciencias inductivas; Whewell se preocupó de mantener siempre un estrecho contacto entre ambas disciplinas, como indica el título completo de la segunda obra, Philosophy of the inductive sciences, founded upon their history (Filosofía de las ciencias inductivas, basada en su historia). De la escala de las ciencias intenta deducir, para cada una de ellas, las ideas fundamentales sobre las que se basan y los procedimientos mediante los que se construyen. Dos de las obras epistemológicas más significativas siguiendo el camino abierto por Whewell fueron Essai sur les fondements de la connaissance humaine et sur les caractères de la critique philosophique (Ensayo sobre los fundamentos del conocimiento humano y las características de la crítica filosófica, 1851) y Traité de l´enchaînement des idées fondamentales dans les sciences et dans l´histoire (Tratado sobre la vinculación de ideas fundamentales en ciencia e historia, 1861), de Antoine Augustin Cournot. Uno de sus méritos principales fue haber colocado en primer plano de la epistemología la idea de azar, durante mucho tiempo considerada opuesta a la idea de ley y ajena a la ciencia, y la célebre definición que dio de este concepto: la intersección de dos series causales independientes. De esta manera parece haber presentido la gran importancia que iban a adquirir en la ciencia contemporánea los datos estadísticos y las probabilidades.
En el siglo XIX se encuentran también otros numerosos intentos de epistemología científica, que continúan la línea empirista-positivista que en el siglo XVIII había sido continuada por Euler, en Alemania, o D´Alembert, en Francia. El positivismo decimonónico clásico estuvo representado por Augusto Comte (1798-1857), John Stuart Mill (1806-1873), John Herschel (1792-1871), William Whewell (1794-1866) y por el biólogo Herbert Spencer (1820-1903). Posteriormente fue continuado por el empiriocriticismo de Richard Avenarius (1843-1896) y Ernst Mach (1838-1916), y ya a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, por Henri Poincaré (1854-1912), Pierre Duhem (1816-1916) y Emile Meyerson (1859-1933), autores todos ellos relacionados por continuación o reacción con el empiriocriticismo.
En el siglo XX, la epistemología científica queda agrupada en tres grandes escuelas o generaciones: el neopositivismo lógico, el racionalismo crítico y el pospopperianismo. El neopositivismo lógico tuvo en Bertrand Russell (1872-1970) y Ludwig Wittgenstein (1889-1951) sus dos principales predecesores. Bajo su influencia, se formó en los años veinte del pasado siglo el llamado Círculo de Viena, con el que el positivismo se transforma en neopositivismo lógico y toma cuerpo la primera gran escuela de epistemología científica en el siglo XX. Los miembros más representativos de esta escuela fueron Moritz Schlick (1882-1936), Otto Neurath (1882-1945), Herbert Feigl (1902), Félix Kaufmann (1895) y Rudolf Carnap (1891-1970). En el Congreso sobre epistemología de la ciencia natural, en el año 1929, fue elegido Schlick como presidente del Círculo.
En Berlín se formó pronto un nuevo centro de neopositivismo lógico a ejemplo del de Viena, cuyos principales representantes fueron Hans Reichenbach (1891-1953), Kurt Grelling y Walter Dubislav (1895-1937). En 1931, Rudolf Carnap propició la creación de otro centro de neopositivismo en Praga y el filósofo inglés A. J. Ayer (1910) introdujo el neopositivismo lógico en Inglaterra. En el escrito programático del año 1929 hacían la siguiente clasificación de los nombres que habían conducido hasta él: «1. Positivismo y empirismo: Hume, Ilustración, Comte, Mill, Richard Avenarius, Mach. 2. Fundamentos, objetivos y métodos de las ciencias empíricas (hipótesis en Física, Geometría, etc.): Helmholtz, Riemann, Mach, Poincaré, Enriques, Duhem, Boltzmann, Einstein. 3. Logística y su aplicación a la realidad: Leibniz, Peano, Frege, Schroder, Russell, Whitehead, Wittgenstein. 4. Axiomática: Pasch, Peano, Vailati, Pieri, Hilbert. 5. Eudemonismo y sociología positivista: Epicuro, Hume, Bentham, Mill, Comte, Feuerbach, Marx, Spencer, Muller-Lyer, Popper-Lynkeus, Carl Menger (padre)».
En segundo lugar está el racionalismo crítico, la epistemología de K. Popper. El racionalismo crítico se entiende como reacción crítica ante las directrices fundamentales de la epistemología del neopositivismo lógico. El racionalismo crítico discutirá las principales tesis del Círculo de Viena e instaurará una nueva escuela de teoría de la ciencia que, desde 1934, en que publica Popper su primera obra, se irá haciendo poco a poco predominante e influirá en la evolución posterior de los autores del Círculo, por ejemplo en el mismo Carnap o en Reichenbach. Entre los muchos discípulos de Popper pueden citarse a Hans Albert o a John Watkins. La importancia de las teorías popperianas se ha dejado notar en toda la teoría de la ciencia de los años 50 y 60, e incluso en la actualidad, bien sea como aceptación de las mismas, bien para construir otras nuevas a partir de él.
En tercer lugar se encuentran los autores llamados pospopperianos. Se caracterizan por presentar epistemologías que, bien inspiradas preferentemente en el positivismo, bien en Popper, no se identifican totalmente con ninguno de estos dos sistemas, aunque se vean siempre seriamente influidas por ellos. Entre los principales autores pospopperianos cabe citar a T. S. Kuhn, P. K. Feyerabend, I. Lakatos y N. R. Hanson.
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