El niño con el pijama de rayas (en idioma inglés y versión original: The Boy in the Striped Pyjamas, o The Boy in the Striped Pajamas en Estados Unidos) es una película dramática dirigida por Mark Herman basada en la novela homónima de John Boyne.
Al igual que en la novela, aunque con ligeros cambios, se describe el holocausto durante la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista de un niño. De producción británico-estadounidense, fue presentada en la 56.ª edición del Festival de Cine de San Sebastián el 19 de septiembre de 2008.
Bruno, un niño alemán de 8 años que vive durante el régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial en 1942, es hijo de un estricto comandante que acaba de ser asignado a su nuevo puesto en un campo de concentración. Bruno, que convive junto con su hermana mayor Gretel en un barrio acomodado de Berlín, se ve entonces repentinamente obligado a mudarse, trasladándose a un lugar aislado llamado "Auschwitz". Bruno se desespera por no encontrar ningún amigo con quien jugar en su nueva casa, más pequeña y con menos terreno para explorar. Desde su ventana se puede ver un grupo de casas tras una valla y mucha gente vestida con pijamas de rayas. Todos los que allí se encuentran son judíos confinados en el campo de concentración de Auschwitz. Bruno, en su inocencia, da por supuesto que son granjeros.
En una de sus exploraciones por los alrededores de la casa, siempre a escondidas de su familia, se encuentra a un niño al otro lado de la alambrada, de ocho años de edad, como él. El niño se llama Shmuel. Bruno y Shmuel se hacen amigos y comienzan a verse con regularidad, Bruno de vez en cuando le lleva comida y Shmuel habla a Bruno de cómo es su vida al otro lado de la alambrada, de cómo era antes y de su familia. Cuando Shmuel es llevado a casa de Bruno para limpiar un montón de copas de cristal, es acusado de robar comida cuando realmente esta se la había ofrecido su amigo. Bruno le pide disculpas a Shmuel días después; ya que Shmuel no había acudido en días a la cita tras la alambrada, Bruno pensaba que había perdido la amistad de su nuevo amigo. Así continuarán, viéndose a escondidas.
Los padres de Bruno deciden un buen día que ese no es un lugar adecuado para el crecimiento sus hijos, decisión que precipita la madre de Bruno al conocer la verdadera misión de su marido en el campo de concentración, ya que ella descubre que en el campo están asesinando a los judíos cuando huele el humo que sale de un crematorio del mismo campo. La madre y los niños partirían de Auschwitz en un par de días. Bruno da la noticia de su traslado a Shmuel, justo el día en que Shmuel se encuentra triste porque no encuentra a su padre. Bruno decide ayudarle, ya que sería la última aventura antes de marchar de Auschwitz, y para liberarse de la vergüenza de haber traicionado a su amigo frente al teniente Kotler. Deciden que al día siguiente, el último de la estancia de Bruno en Auschwitz, Bruno pasaría al otro lado de la alambrada, y disfrazado con ropas de prisionero que Shmuel podría conseguir fácilmente buscarían al padre de Shmuel. Al día siguiente Bruno se disfraza con el pijama de rayas y cruza la alambrada: por fin Bruno y Shmuel están juntos. Mientras buscan al padre de Shmuel entre los barracones comienza a llover. Los soldados forman un grupo de prisioneros entre los que se encuentran Bruno y Shmuel. El grupo es llevado a una cámara de gas, donde Bruno y Shmuel mueren juntos sin sospechar que el lugar no era un refugio para la lluvia, tal y como había pensado Bruno. Se puede observar a un soldado de la SS arrojando bolas impregnadas con Zyklon B, un pesticida a base de cianuro.
Los padres de Bruno se percatan de la ausencia del niño y lo buscan por los alrededores de la casa desesperadamente. Encuentran las ropas de Bruno frente a un agujero bajo la alambrada, pero es demasiado tarde. Finalmente todos se dan cuenta de lo que ha sucedido, el padre de Bruno queda inútilmente indignado y su madre y hermana solo pueden llorar de desesperación.
El rodaje de la película tuvo lugar en Budapest, Hungría.
David Heyman, conocido como el productor de toda la serie de películas de Harry Potter contó con la colaboración, entre otros, de Justin Pollard como asesor histórico, literario y de caracterización de personajes.
Respecto al rodaje de la última escena, "fue completamente una pesadilla" según palabras de Heyman. "Probablemente habrías necesitado más abogados que cineastas. Había que cumplir con todo tipo de requisitos legales para introducir niños entre adultos desnudos".
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