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El extra



El extra es una película de comedia mexicana de 1962 dirigida por Miguel M. Delgado y protagonizada por Cantinflas y Alma Delia Fuentes.[1][2]​ Esta fue la última película de Cantinflas cuya dirección artística fue realizada por su antiguo escenógrafo Gunther Gerzso.[3]

Rogaciano (Cantinflas) es el modesto trabajador de un estudio de cine mexicano, que desempeña varios papeles como extra en las películas filmadas allí. Su excesivo celo en el trabajo provoca la antipatía de los sucesivos directores, quienes no apoyan sus incursiones en sus películas. Después de los rodajes, Rogaciano sueña que es el protagonista de cada una de las producciones en las que ha participado, tales como: interpretar a un sans-culotte y salvar a María Antonieta en una película sobre la Revolución francesa, ser el amante de Margarita Gautier en una versión de La dama de las camelias en el que ella sobrevive, y salvar a una doncella de un sacrificio azteca luchando contra un guerrero (venciéndolo al pelear con él como si se tratara de una corrida de toros) en una película azteca.

En una de las producciones en las que se encuentra, Rogaciano conoce a Rosita (Alma Delia Fuentes), una joven que también trabaja como extra, que inicialmente está decepcionada por el trato de los trabajadores del estudio, quienes le dicen que no necesitan más gente como ella trabajando allí. El estudio decide hacer una película para la gente del común, y decidieron que lo mejor sería que el que decida quienes serán los actores, debe de ser alguien que sea "un don nadie", y también que la primera persona con la que se toparan sería quien los elegirían. Y se toparon con Rogaciano, que al ver la situación de Rosita, quien es la tutora de sus dos hermanos menores y tiene carencias económicas, la ayuda a ser elegida como actriz esta audición para una del estudio donde trabajan. Rogaciano la ayuda y le da consejos para actuar y también le da clases de baile con un amigo que tenía.

Rosita va a la audición y sorprende a todos con su actuación y con su capacidad de baile. Después de que Rosita firma el contrato con los directores, Rosita iba a ir a comer con Rogaciano, pero los directores, al enterarse de la relación de Rosita con Rogaciano, le dicen que a partir de ahora no debe involucrarse más con él debido a su bajo estatus social. Rosita es reacia a esto, pero Rogaciano, por boca de ella, se entera de esto y, aunque con el corazón roto, la convence de hacerles caso y se despiden.

Al final Rogaciano conversa con una chica que estaba cerca de ahí, pero cuando esta se va, Rogaciano se da cuenta de que dejó una torta de jamón, la que come sentado en una estatua en la fachada del estudio.

El profesor Jeffrey M. Pilcher, en Cantinflas and the Chaos of Mexican Modernity, argumentó que en la película, Cantinflas «continuó perpetuando» un tema de sus películas anteriores de «ayudar a hermosas mujeres jóvenes a vivir cuentos de hadas»,[2]​ y que durante la secuencia en la que su personaje sueña que protagoniza una película sobre la Revolución francesa, Cantinflas «predicó una visión conservadora de la historia nacional» al «insertar referencias a Pancho Villa y la Revolución mexicana dentro de un discurso monárquico en defensa de María Antonieta y el respeto a una sociedad tradicional y jerárquica».[4]

La película es referenciada en la novela colombiana Érase una vez en Colombia (Comedia romántica y El espantapájaros) de Ricardo Silva Romero.[5]



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