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El caballero de Olmedo



El caballero de Olmedo es una obra de teatro de Lope de Vega escrita seguramente entre 1620 y 1625 y basada, como otras del mismo autor, en una canción popular:

La obra suele clasificarse como una tragedia (o tragicomedia), ya que introduce elementos propios de este género en su tradición clásica, como la presencia de un coro, el desenlace fatal de su protagonista o la temática del destino como fuerza inexorable que se impone a los personajes. Pese a ello, los dos primeros actos de la obra contienen muchos elementos en común con otras comedias lopescas de tema romántico.

Aparte de estos personajes también podemos señalar otros que, a pesar de no tener tanta importancia, son destacables: Doña Ana, la criada de doña Inés; Mendo, el criado de Don Rodrigo que es el que finalmente dispara a Don Alonso; Don Pedro, el padre de la protagonista, ...

Don Alonso, un noble caballero de Olmedo, va a la feria de Medina junto con su sirviente, Tello. Allí, ve a una hermosa dama, doña Inés, de la que se enamora. Contrata a una alcahueta, de nombre Fabia, a la que da una carta amorosa que esta, a su vez, entregará a doña Inés a cambio de una cadena.

Fabia se dirige a la casa de Inés con la excusa de vender cosméticos, y la incita a leer unos papeles entre los cuales se encuentra la carta. Una vez que la ha leído, Fabia la convence para que la responda, pero en ese momento entra su prometido don Rodrigo, junto con su amigo don Fernando. Al encontrarse con Fabia se disgustan, pero Inés y su hermana, doña Leonor, los engañan diciendo que se trata de la anciana que limpia la ropa.

Más tarde, Inés responde a la carta de Alonso, y Fabia se la lleva. Al llegar, Alonso le dice a Tello que la lea primero, por miedo a posibles malas noticias. Tello la lee y se la devuelve. En esta se dice que Alonso debe ir a casa de Inés a recoger un listón verde de chinelas, listón que esta dejará en la reja del jardín para que Alonso se lo ponga y pueda reconocerlo.

Cuando llega la noche, Alonso va junto con Tello a por el listón, y se encuentran con Rodrigo y Fernando, que estaban dando una vuelta por la casa de Inés y lo habían encontrado. Como no sabían de quién era, habían decidido partirlo por la mitad pero, al oír las voces de Alonso y Tello, se van. Al día siguiente, Inés ve a Rodrigo con el listón y piensa que Fabia le ha tendido una trampa para que se enamorara de su prometido. Esta llega, le explica lo ocurrido, y le confiesa que su verdadero amante es don Alonso, «el caballero de Olmedo».

Dos días más tarde, Alonso y Tello van hacia Medina. Tello le insinúa a Alonso la peligrosidad de este romance, puesto que Fabia, la alcahueta, está con su magia por medio. Alonso le contesta que el amor tiene que soportar cualquier tipo de peligro. Llegan a la casa, y Alonso e Inés empiezan a conocerse.

Pronto llega don Pedro, padre de Inés, por lo que Alonso y Tello se ven en la obligación de esconderse. Don Pedro, sorprendido de ver a su hija despierta a altas horas de la madrugada, le pregunta qué hace despierta a esas horas. Inés le miente, y responde que estaba rezando y que quiere ser monja, por lo que necesita que le haga cortar un hábito cuanto antes y que le busque una profesora de canto y un profesor que enseñe latín. Don Pedro no le niega la palabra de Dios y promete esforzarse en encontrarlos. Finalmente, deciden que Tello, que sería el que llevaría las cartas de amor a Inés, le enseñará latín, y que Fabia será su profesora de virtudes y costumbres.

Todo sale bien, pero al ser Inés una monja no puede acudir a la feria de Medina, a la que el mismo rey asistiría. Alonso, a pesar de tener una revelación en un sueño en el cual moría, sí que acude.


Con la feria ya empezada, don Alonso destaca como gran jinete picador de toros. Don Rodrigo, incapaz de soportar todos los elogios que el público lanza a don Alonso, se ve en la obligación de meterse también en la feria. Alonso manda a Tello a casa de doña Inés para que le comunique que se prepare para hablar con él antes de que este parta hacia Olmedo, ya que tiene que hacer saber a sus padres que no ha muerto. Mientras tanto, Rodrigo entra en faena, cae del caballo delante de un toro y Alonso le salva la vida. Rodrigo se enfurece aún más por deberle la vida al hombre del que tiene celos.

Antes de partir hacia Olmedo, don Alonso pasa por casa de Inés a despedirse de ella. Después de hacerlo, Alonso inicia rumbo hacia Olmedo. A mitad de camino de Olmedo, ve una sombra y se asusta, pero no le da más importancia, por lo que prosigue su camino. Cuando ya estaba cerca de su casa se siente amenazado por una canción que augura la muerte de 'El caballero de Olmedo', se prepara para el combate y decide averiguar quién canta, pero se encuentra con que no es más que un labrador. A los pocos instantes de despedirse, ve acercarse a unos caballeros, a quienes distingue casi al momento: se trata de Rodrigo, Fernando y su criado Mendo. Alonso, al ver que son ellos se despreocupa, pensando que no le harán nada. Contra todo pronóstico, Mendo lo mata y los tres huyen hacia Medina.

Al cabo de un rato llega Tello, que se encuentra a Alonso en el suelo y lo ayuda a llegar ante sus padres. Mientras todo esto sucede, doña Inés le cuenta la verdad sobre don Alonso a su padre, y este accede a que se casen. Tello regresa a la casa y se encuentra con don Rodrigo y don Fernando, que tras la muerte de Alonso iban a pedir las manos de Inés y Leonor respectivamente. Rápidamente, le cuenta lo sucedido a Inés y al rey, que también se encuentra en la casa, y logra que haga ejecutar a ambos, dando fin a la obra.

El mito del caballero existía mucho antes de que Lope de Vega se decidiera a escribir su tragicomedia. Joseph Pérez encontró en el archivo de Simancas un hecho que pudo dar origen a la leyenda. El 6 de noviembre de 1521 Miguel Ruiz, vecino de Olmedo, mató alevosamente a su vecino Juan de Vivero cuando regresaba de los toros de Medina del Campo, en el sitio que desde entonces se conoce como La cuesta del Caballero. De aquí pudo nacer el mito, aunque parece que este asunto de venganzas particulares tiene poco fuste para pervivir en la memoria de las gentes. Cabe preguntarse si la muerte de Juan de Vivero no se sumó a un mito preexistente. En todo caso, no hay duda de que Lope de Vega no tuvo noticia del suceso de 1521. La historia llegó hasta él por vía exclusivamente literaria. Es posible, como sugirió Francisco Rico, que en el siglo XVI se difundiera un romance sobre la muerte del caballero, del que lo único que habría llegado a nosotros serían dos versos ciertamente ambiguos y aplicables a otros muchos asuntos:

El propio Rico supone que en el siglo XVII, a raíz del traslado de la corte a Valladolid (1601-1606), volvió a resurgir el mito. En ese contexto pudo escribirse un Baile del caballero, cuyos descendientes manuscritos e impresos han llegado hasta nosotros. La versión más difundida fue la que se publicó en un volumen titulado El Fénix de España Lope de Vega Carpio. Séptima parte de sus comedias (1617). Nuestro poeta no intervino en esa edición y es probable que el baile no sea suyo, sino un añadido arbitrario del editor. Bien es verdad que, aunque situado en tierras de Castilla la Vieja y en época moderna, tiene claras semejanzas con algunos romances moriscos del propio Lope.

En ese baile se incluía un breve cantarcillo, quizá anterior al propio baile:

Es indudable que Lope lo recordaba perfectamente ya que lo reprodujo con curiosas variantes en El santo negro Rosambuco, en el Auto del pan y del palo y en el Auto de los cantares. También conocía el baile, si es que no era suyo.

Además tenemos una comedia anónima, conservada en un manuscrito con fecha de 1606 e impresa en 1626 con el título de El caballero de Olmedo o la viuda por casar, y una parodia, probablemente tardía, debida a Francisco Antonio de Monteser, publicada en 1651 como Comedia burlesca de El caballero de Olmedo.

Parece que Lope no tuvo en cuenta más que el cantarcillo y el baile. El norte de su inspiración fueron los cuatro versos de la canción. El baile le proporcionó los motivos dramáticos del Acto III, aunque el poeta no siguió el texto impreso en la Séptima parte, sino otra versión que corría manuscrita y en la memoria de las gentes, como ha demostrado Francisco Rico. En esa versión, el caballero acude a las fiestas de la Cruz de Mayo y muere alevosamente por disparo de arma de fuego. Tanto en el impreso como en los manuscritos el protagonista se llama don Alonso, pero en los manuscritos la dama carece de nombre, mientras que en el impreso se llama Elvira, nombre harto teatral y querido por Lope. Sorprende, sin embargo, que, inspirándose en el baile, nuestro poeta no recogiera en su drama la seguidilla en la que aparece nombrado el caballero:

Si Lope conocía la comedia anónima de 1606, poco o nada tomó de ella, a no ser el ambiente bajomedieval. La acción de La viuda por casar se desarrolla en tiempos de Enrique III de Castilla, y la de la tragicomedia de Lope en la época de su hijo, Juan II.

Con tan escasos elementos ajenos, el poeta construyó un drama que hoy es considerado una de las muestras más perfectas de su genio. Y se dice hoy es considerado, porque El caballero de Olmedo no ha tenido fortuna entre los lectores hasta fechas muy recientes.

La tragicomedia debió de escribirse en 1620, y Lope no llegó a verla impresa. Quizá perdió el manuscrito que entregó a los cómicos para su representación, quizá no la consideró de particular interés (también los autores se equivocan respecto al valor de sus obras), quizá no pudo publicarla porque desde 1625 hasta 1635 las autoridades no concedieron permiso para editar comedias ni novelas en el Reino de Castilla. Lo cierto es que el texto de la obra no se publicó hasta después de la muerte del autor, en 1641, y lejos del control de sus herederos y albaceas: en Zaragoza. Durante los siglos XVIII y XIX fue pieza escasamente apreciada. Solo a fines del XIX se inició, con la edición y estudio de Menéndez Pelayo, una revalorización que llega hasta nuestros días. María Grazia Profeti apunta como causa de ese interés «la sugestión que ha ejercido en el período postromántico el binomio amor-muerte que parece ser la base de esta comedia».




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