El egoísmo moral, o egoísmo ético, es una doctrina ético filosófica que afirma que las personas deben tener la norma social ética de obrar para su propio interés, y que tal es la única forma moral de obrar.
Permite sin embargo de manera opcional realizar acciones que ayuden a otros con la finalidad de que ayudar nos repercuta en un beneficio propio tomándolo como un medio para lograr algo provechoso para uno mismo. Afirma que la validez de una teoría o praxis se encuentra en su aportación directa a la edificación positiva y responsable del yo o desarrollo personal.
El egoísta moral se basa en la afirmación de sí mismo que lo convierte en su propio soberano al volverlo consciente de su realidad moral y personal. La realidad es la de su propia existencia y su vivir en una realidad determinada. Está vinculado a la dimensión moral de formas de subjetivismo o solipsismo radical.
El sentido del yo y sus intereses solo pueden ser determinados o interpretados por el yo mismo; dentro de esta lógica se encuentra el principio de acción moral del egoísta. Frases como lo personal es lo real de Soren Kierkegaard o mi causa es lo mío de Max Stirner reflejan este criterio. La base para juzgar el beneficio propio es el nivel de edificación o desarrollo personal que produce a nivel material, intelectual y emocional.
La edificación de uno mismo es el resultado y el objetivo del ejercicio responsable de la soberanía individual cuando a través de ésta se logra autodeterminación y autorrealización. Esta actitud ética del egoísta moral, ha sido explicada por medio de figuras identitarias como: el único o el subjetivo.
Tres diferentes formulaciones del egoísmo ético o moral se han identificado:
Una filosofía que sostenga que se debe ser honesto, justo y benévolo, porque esas virtudes le sirven al beneficio propio es filosofía egoísta; sostener que esas virtudes deberían practicarse por razones que no sean de interés propio no es filosofía egoísta.
La mayoría de quienes apoyan el egoísmo ético piensan que la verdad es muy obvia y por lo tanto no se necesitan argumentos que lo comprueben.
Generalmente se usan tres líneas de razonamiento a su favor:
El argumento de que el altruismo es contraproducente.
El ofrecer caridad, es hacer a una persona dependiente de otra, decirle que no es capaz; en lugar de agradecernos, se sentirá resentida por la ayuda ofrecida. Estar pendiente del bienestar de los demás es una invasión a su privacidad. Si cada persona se preocupara por sus propios intereses, habría una mejora en la sociedad. Como dice Robert G. Olson en su libro The Morality of self-interest(1965): “ Es más probable que el individuo contribuya al mejoramiento social cuando procura racionalmente sus mejores intereses de largo plazo”.
La ética del altruismo es algo destructivo para la sociedad.
El egoísmo ético es compatible con la moral del sentido común.
El principio del egoísmo ético conduce a una regla de oro del Principio de no agresión: "no debes hacer a los demás lo que no quieras que te hagan, si lo haces, los demás muy probablemente te lo harán". Así, se debe de seguir ciertas normas u obligaciones donde no se debe dañar a otros para un fin o interés propio. Este razonamiento nos lleva a la siguiente situación: Si el egoísta ético estuviese en una posición tan ventajosa que le garantizase su propia seguridad ante los demás, nada le impediría hacer a estos lo que no quisiera que le hicieran, por ello el egoísmo moral encaja dentro del relativismo cultural.
Se afirma que el egoísmo ético no puede resolver conflictos de interés. Kurt Baier, escritor del libro The Moral Point of View (1958) dice que el egoísmo ético no puede ser correcto porque no puede dar soluciones a los conflictos de interés. Es decir, si nosotros solo tomáramos en cuenta intereses propios, nunca aceptaríamos que éstos quedaran arruinados, por lo tanto, no podría haber soluciones morales a problemas de intereses. Sin embargo y, como respuesta, los partidarios del egoísmo ético afirman que el acuerdo pacífico o negociación que permite solucionar un conflicto de interés, puede ser benéfico para todos los egoístas involucrados. Autores como David Gauthier, autor de La moral por acuerdo (Gedisa, Barcelona, 1994), responden a las críticas contra el egoísmo moral afirmando que la solución de conflictos de interés puede explicarse por interés.
El dilema del prisionero, en teoría de juegos, muestra que aun cuando las actitudes cooperativas puedan suponer un sacrificio inmediato de intereses individuales, a largo plazo la cooperación beneficia a todas las partes en juego. Los egoístas éticos responden a esto diciendo que esto resulta ser un egoísmo sociocentrista, que denominamos colusión.[cita requerida]
El egoísmo ético en lo individual dice:
y añaden "egoísmo ético" (realmente es altruismo) en lo social:
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