Édouard Daladier (pronunciación en francés: /edwaʁ daladje/Carpentras, Vaucluse, Francia, 18 de junio de 1884-París, 10 de octubre de 1970) fue un político francés, diputado por el Partido radical socialista (esto es, centro izquierda) de Vaucluse, ministro y jefe del gobierno francés a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.
Daladier nació en Carpentras, hijo de un panadero de allí. Édouard Daladier estudió en Lyon Ampère, una escuela de dicha ciudad, y después se hizo profesor de Historia.
En 1911 fue elegido alcalde de Carpentras. Luchó en la Primera Guerra Mundial desde 1914, alcanzó el grado de teniente y regresó en 1918 con la Legión de Honor. Fue elegido diputado por Vaucluse, escaño que conservó entre 1919 y 1940. Fue presidente del Partido Radical en 1927-1930 y 1936-1938. Daladier fue apodado «el toro de Vaucluse» en la política debido a su cuello grueso, anchos hombros y mirada decidida, aunque los cínicos también decían que sus cuernos eran como los de un caracol.
Participó en los gobiernos de la izquierda entre 1924 y 1932, a petición de Édouard Herriot, como Ministro de Colonias (1924), de Guerra (1925), de Instrucción Pública (1926) y Obras Públicas (tres veces entre 1930 y 1932). Fue decisivo en la ruptura del Partido Radical con el SFIO socialista en 1926, el primer Cartel des gauches («Coalición de izquierda»), y con el conservador Raymond Poincaré en noviembre de 1928.
Daladier llegó a ser líder de los radicales. En 1932 supo, por rivales alemanes a Hitler, que Krupp estaba fabricando artillería pesada, y el Deuxieme Bureau tuvo cierto conocimiento de los preparativos militares alemanes, pero carecía de la inteligencia profunda de sus intenciones hostiles.
Daladier se convierte en Presidente del Consejo en 1933 y nuevamente en 1934 durante unos pocos días, cuando el Caso Stavisky llevó a los disturbios del 6 de febrero instigados por la extrema derecha y la caída del segundo Cartel des gauches. Radical en el Congreso de Nantes en 1934, lanzó el tema de Las 200 familias, aprobada por la extrema derecha y los comunistas ("Dos centenares de familias son dueñas de la economía francesa y, de hecho, de la política francesa").
Jefe del partido radical, participó en la reunión de la izquierda para las elecciones de junio de 1936, permitiendo la combinación de PCF, la SFIO y los radicales. Fue Ministro de Defensa Nacional durante el gobierno del Frente Popular de 1936 a 1937; después de la caída del Frente Popular, el 10 de abril de 1938 volvió a ser primer ministro.
La semana laboral de 40 horas fue abolida bajo el gobierno de Daladier, y se estableció un sistema más generoso de asignaciones familiares, expresado como un porcentaje de salario: para el primer hijo, 5%; para el segundo, 10%; y para cada hijo adicional, 15%. También creó una asignación para la madre de casa, que había sido defendido por los pronatalistas y los grupos de mujeres católicas desde 1929. Todas las madres que no estaban empleadas profesionalmente y cuyos maridos obtenían los ingresos familiares, podían participar de este nuevo beneficio. En marzo de 1939, el gobierno añadió un 10% para los trabajadores cuyas esposas permanecían en casa para cuidar a los niños. Las subvenciones familiares fueron fijadas en el Código de Familia de julio de 1939 y, con la excepción del subsidio por quedarse en casa, han seguido vigentes hasta la actualidad. Además, se emitió un decreto en mayo de 1938 que autorizaba la creación de centros de guía profesionales.
En julio de 1937, se aprobó una ley (que fue seguida por una ley similar en mayo de 1946) que otorgaba poder al Departamento de Inspección de Talleres para ordenar intervenciones médicas temporales.
El último gobierno de Daladier estaba en el poder en la época de las negociaciones que precedieron a los acuerdos de Múnich, cuando Francia se echó para atrás en sus obligaciones de defender Checoslovaquia contra la Alemania nazi. Fue empujada a las negociaciones por el británico Neville Chamberlain. Convencido el primer ministro británico Chamberlain, después de las conferencias con Adolf Hitler en Berchtesgaden, en Godesberg y finalmente en Múnich los días 15, 22 y 29 de septiembre de 1938, respectivamente, de que solo la transferencia de los Sudetes de Checoslovaquia al Tercer Reich alemán podía evitar la guerra, aconseja a Daladier, en esa fecha jefe del gobierno francés, que admita la anexión.
A diferencia de Chamberlain, Daladier no se hacía ilusiones sobre los objetivos últimos de Hitler. De hecho, le dijo a los británicos en un encuentro de finales de abril de 1938 que el verdadero objetivo de Hitler era, en realidad, acabar asegurando «un dominio del continente en comparación con el cual las ambiciones de Napoleón eran débiles».
Siguió diciendo, «Hoy, es el turno de Checoslovaquia. Mañana, les tocará a Polonia y Rumanía. Cuando Alemania haya obtenido el petróleo y el trigo que necesita, volverá contra el Occidente. Ciertamente, debemos multiplicar nuestros esfuerzos para evitar la guerra. Pero eso no se obtendrá salvo que el Reino Unido y Francia permanezcan juntos, interviniendo en Praga para nuevas concesiones pero declarando al mismo tiempo que salvaguardarán la independencia de Checoslovaquia. Si, por el contrario, las potencias occidentales capitulan de nuevo, sólo precipitarán la guerra que quieren evitar».
A pesar de todo, quizá desanimados por las actitudes pesimistas y derrotistas de los miembros tanto civiles como militares del gobierno francés, así como traumatizado por el baño de sangre francés en la Primera Guerra Mundial de la que él, personalmente, fue testigo, Daladier al final dejó a Chamberlain que se saliera con la suya. A su regreso a París, Daladier, que estaba esperando una multitud hostil, fue aclamado. Comentó entonces a su ayudante, Alexis Léger: «Ah, les cons (idiotas)!»
Los gobiernos británico y francés, a su vez, presionaron al gobierno checo para que diera su conformidad a las exigencias de Hitler.
En octubre de 1938, Daladier abrió negociaciones secretas con los estadounidenses sobre cómo superar las leyes de neutralidad americanas y permitir a los franceses comprar aviones estadounidenses para compensar las deficiencias de productividad de la industria aeronáutica francesa.Ley Johnson de 1934 estadounidense, que prohibía los préstamos a naciones que hubieran dejado de pagar sus deudas de la Primera Guerra Mundial. En febrero de 1939, los franceses ofrecieron ceder sus posesiones en el Caribe y el Pacífico junto con un pago a tanto alzado de 10 mil millones de francos, a cambio del derecho ilimitado de comprar, a crédito, aviones americanos. Después de tortuosas negociaciones, se logró un acuerdo en la primavera de 1939 que permitía a los franceses hacer enormes encargos a la industria aeronáutica estadounidense.
Daladier comentó en octubre de 1938, «Si hubiera tenido tres mil o cuatro mil aviones, Múnich nunca habría ocurrido», y estaba ansioso por adquirir aviones de guerras estadounidenses como la única manera de fortalecer la Fuerza Aérea Francesa. Un problema importante en las conversaciones anglo-norteamericanas fue cómo iban los franceses a pagar los aviones americanos, así cómo de qué manera superar las leyes de neutralidad estadounidenses Además, Francia había dejado impagadas sus deudas de la Primera Guerra Mundial en 1932 y por ello infringió las reglas de laLos acuerdos de Múnich fueron un fracaso ya que la guerra empezará el 1 de septiembre de 1939 con la invasión alemana de Polonia y entrando Francia, en ella, dos días después. Y el encargo de aviones a Estados Unidos resultó infructuoso. La mayor parte de los aviones encargados no habían llegado a Francia para el año 1940, los americanos organizaron los pedidos franceses de tal modo que se desviaron a los británicos.
Cuando se firmó el Pacto Ribbentrop-Mólotov, Daladier respondió a la indignación pública prohibiendo el Partido Comunista Francés sobre la base de que se había negado a condenar las acciones de Iósif Stalin. En 1939, después de la alemana invasión de Polonia, era reacio a entrar en guerra, pero lo hizo el 3 de septiembre de 1939, inaugurando la guerra de broma. El 6 de octubre de ese año, Hitler ofreció a Francia y Gran Bretaña una propuesta de paz. Hubo unos cuantos en el gobierno francés preparados para aceptar la oferta de Hitler; pero, en una retransmisión nacional al día siguiente, Daladier declaró, «Tomamos las armas contra la agresión. No las abandonaremos hasta que tengamos garantías de una seguridad y paz reales, una seguridad que no esté amenazada cada seis meses». El 29 de enero de 1940, en un discurso retransmitido por radio al pueblo de Francia, titulado El objetivo de los nazis es la esclavitud, Daladier dejó pocas dudas sobre su opinión de los alemanes. En su discurso radiofónico, dijo: «Para nosotros, hay que hacer más que ganar la guerra. La ganaremos, pero también debemos obtener una victoria mucho mayor que la de las armas. En este mundo de amos y esclavos, que aquellos locos que gobiernan en Berlín buscan forjar, debemos salvar también la libertad y la dignidad humana».
En marzo de 1940, Daladier dimitió como primer ministro en Francia debido a su incapacidad para ayudar a la defensa de Finlandia durante la guerra de invierno y fue reemplazado por Paul Reynaud al frente del gobierno francés en un intento de dar mayor firmeza a la dirección de la guerra francesa. Daladier siguió siendo ministro de Defensa, sin embargo, y su antipatía hacia Paul Reynaud le impidió a Reynaud despedir a Maurice Gamelin como Comandante Supremo de todas las fuerzas armadas francesas. Como resultado del masivo avance alemán en Sedán, Daladier intercambió cargos ministeriales con Reynaud, asumiendo el ministerio de Exteriores mientras Reynaud asumió Defensa. Gamelin fue finalmente reemplazado por Maxime Weygand el 19 de mayo de 1940, nueve días después de que los alemanes empezaran su campaña de invasión. Bajo la impresión de que el gobierno continuaría en África del Norte, Daladier huyó con otros miembros del gobierno a Marruecos; pero fue arrestado y juzgado por traición por el gobierno de Vichy durante el «Juicio de Riom». Daladier fue internado en el Fort du Portalet en los Pirineos. Fue mantenido en prisión desde 1940 hasta abril de 1943, cuando fue entregado a los alemanes y deportado al campo de concentración de Buchenwald en Alemania. En mayo de 1943, fue transportado al castillo de Itter en Tirol septentrional con otros dignatarios franceses, donde permaneció hasta el final de la guerra. Fue liberado después de la batalla por el Castillo Itter.
Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, Daladier volvió al Parlamento a liderar el Partido Radical Socialista. Fue miembro desde 1946 a 1958, siendo oponente de Charles de Gaulle. Fue elegido alcalde de Aviñón en 1953, hasta 1958. Presidió la Coalición de la Izquierda Republicana en 1957. En 1958 se retiró cuando se opuso a la Constitución de ese año y al nombramiento del General Charles de Gaulle como presidente.
Murió en París el 10 de octubre de 1970 y está enterrado en el famoso cementerio de Père Lachaise, en París (división 72).
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