En la mitología Filipina, un diwata (derivado de sánscrito devata देवता) o también engkanto (del español, «encanto») es un tipo de deidad o espíritu. El término «diwata» ha permanecido hasta la actualidad desde la Filipinas pre-colonial; se usa en las Visayas, en el Palawán y Mindanao (sur de Filipinas) mientras que en Luzón (norte de Filipinas) existe su equivalente sinonímico llamado anito. En el Bicol, en Marinduque, en Romblon y en Mindoro se usan ambos términos, evidenciándose como zona cultural intermedia.
A estos espíritus se les invocaba mediante rituales para pedir bonanza, bendiciones y salud. De no adorarlos, las personas podían caer en desgracia o en una enfermedad si no se les muestra el respeto apropiado. Se decía que residían en los grandes árboles, como las acacias y los baletes se les consideraba como guardianes de naturaleza.
Cuándo España conquistó las Filipinas las religiones autóctonas quedaron relegadas y marginalizadas, extendiéndose el cristianismo católico. Para los españoles, consideraban los diwatas filipinos como una forma de dríade, considerado benévolo o neutro.
La apariencia de un diwata varía enormemente, pudiendo tomar multitud de formas. Aun así, existe una tendencia a la personificación, o sea, de aspecto human.
Algunos poemas visayanos, como el Hinilawod, los describen como bellos e intemporal, algunos con la piel dorada, otros con la piel luminosa.
La palabra Diwata ha sido utilizado desde tiempos prehispánicos, cuando existía en Filipinas una gran influencia del hinduismo y del budismo. Por ello deriva del sánscrito, Devata (Devanagari: देवता). En Khmer se denominaban Tevoda (ទេវតា), en javanés, en balinés, en sondanés, en malayo y en indonesio, dewata, en toba, debata, en karo, dibata y en simalungun, naibata. El plazo "
Devata puede significar también deva («significando los dioses», pl: devatas). hay macho y hembra devatas. Hay muchas clases de devatas: vanadevatas (espíritus de bosque), gramadevatas (espíritus del pueblo)...etc. Cada actividad humana tiene su devata, o sea su aspecto espiritual.
Los habitantes de la Filipinas precolonial adoraban a los diwatas ya que se creía que un dios superior los creó para ayudarle a administrar la naturaleza. Los diwatas pueden ser femeninos o masculinos. Por ejemplo, Diwata Barangaw, quién es el espíritu masculino del arcoíris.
Los diwata que se veneraban en Filipinas fueron descritos como superiores en belleza, en conocimiento y en artes marciales al humano. Se practicaban rituales y ofrendas para hacer peticiones y orar.
Debido a la destrucción española de la mayoría de la cultura pre-colonial de Filipinas, las diwata se asociaron figuras encantadoras similares como la ninfa. De ahí su nombre alternativo engkanto.
Según las investigaciones del etnógrafo Fernando de Blumentritt y otros notables estudiosos, el término «diwata» tiene un uso muy diverso dependiendo del grupo étnico:
Los estudios apuntaron a que diwata se utilizaba más en las islas del sur de las Filipinas, mientras anito se usaba en las islas del norte (aunque no son los dos únicos términos).
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