La corona imperial consiste en un cerco, normalmente de metal precioso y pedrería, que usaron los emperadores desde la Edad Media como símbolo de su autoridad. Suele ser cerrada con forma de mitra pero de menor longitud.
En su parte central, abierta, se sitúan dos diademas. Está decorada con ocho florones, ocho puntas más bajas, terminadas en perlas; un bonete escarlata; tres arcos o diademas decorados con pedrería o perlas y está rematada con un orbe y una cruz situados en su parte superior.
Se conservan en los antiguos palacios de sus titulares, hoy convertidos en museos, como es el caso de la corona de Rodolfo II, conocida también como Corona Imperial Austriaca, que actualmente se custodia en el Palacio de Hofburg en Viena.
Ejemplos de las principales representaciones de las coronas imperiales usadas en heráldica.
Sacro Imperio Romano Germánico
Diseño moderno
Frecuentemente se considera el diseño genérico para la corona imperial
Sacro Imperio Romano Germánico
Diseño antiguo
Segundo Imperio alemán
La representación heráldica cambió en 1889
Iran (Kayar)
Iran (Palhavi)
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