Constantino Constantínovich Románov (en ruso : Константин Константинович), nacido en San Petersburgo el 1 de enero de 1891, asesinado el 17 de julio de 1918 en Alapáyevsk en los Urales.
Gran duque de Rusia, luego príncipe de Rusia.
Hijo del gran duque Constantino Konstantínovich Románov y de Isabel de Sajonia-Altenburgo.
Los hijos del Gran duque Constantino, no llevaron el título de Grandes Duques de Rusia, sino el de Príncipes de Rusia, en conformidad a la reforma hecha por Alejandro III el 14 de julio de 1886. Según esta ley, solo los hijos y nietos de un zar reinante, hijos de un matrimonio dinástico, podrían ser grandes Duques, si no serían príncipes de Rusia y llevarían el tratamiento de Alteza Imperial. Así los Konstantínovich, si bien hijos de un matrimonio dinástico, eran bisnietos de un zar. El objetivo de la ley era restringir el número de personas con derecho a rentas del estado.
Durante la gran guerra se significó por su valentía, combatiendo no desde los campamentos como un príncipe, sino en las trincheras con los demás soldados.
Desde el principio de la revolución participó en la vanguardia del frente de batalla. En abril de 1917 fue detenido por los bolchceviques y reunido más adelante con otros Románov, primero en Yekaterinburgo y luego en Alapáyevsk en los Urales, donde recibieron una muerte extremadamente cruel.
Después de largos meses de cautiverio en los edificios de una escuela que comparte con sus hermanos los príncipes Iván Konstantínovich, Ígor Konstantínovich, la Gran Duquesa Isabel Fiódorovna, viuda del gran duque Sergio que había tomado los votos en un monasterio, y el príncipe Vladímir Paléi. El Príncipe Iván Konstantínovich y los otros prisioneros fueron llevados en carreta a un lugar, donde fueron arrojados vivos a una mina, a cuya caída algunos sobrevivieron. Entonces, los bolcheviques lanzaron grandes vigas de madera y granadas de fragmentación para derruir la mina sobre las desafortunadas víctimas. A pesar de este intento, el Príncipe Iván Konstantínovich, sus hermanos Constantino Konstantínovich e Ígor Konstantínovtich, la Gran Duquesa Isabel y el príncipe Vladímir Pávlovich Paley, parecen que quedaron vivos y agonizantes, muriendo en agonía, malheridos, y hambrientos.
Algún tiempo después, los soldados del Ejército Blanco llegaron a la escenas del crimen, sacaron los cuerpos y los colocaron en ataúdes que llevaron a Siberia. Después de un largo y peligroso viaje, asediados por los bolcheviques, los soldados blancos llegaron a la frontera con China. De allí fue enviado un mensaje a la marquesa de Milford Haven —hermana de la Gran Duquesa Isabel y de la zarina— donde se le informaba del lugar donde se encontraban los cuerpos para su reconocimiento. Victoria de Milford Haven hizo el viaje y los reconoció.
Los cuerpos fueron enterrados en un templo ortodoxo ruso en Pekín.
Constantino Konstantínovich de Rusia fue declarado víctima de la opresión soviética por la Iglesia ortodoxa rusa, y fue canonizado junto a sus hermanos.
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