Chivay es una localidad peruana, capital del distrito homónimo ubicado en la provincia de Caylloma en el departamento de Arequipa. Está situada a 3.635 m s.n.m. en la vertiente occidental de la cordillera de los Andes, en la parte alta del cañón del Colca. A 3 km se encuentran los baños termales de La Calera.
El nombre de Chivay proviene del término quechua chuway o chuwa que significa 'plato de barro' por la forma de hoyada del pueblo.
Esta área del valle del Colca está habitado por dos etnias: Los collahuas, descendientes de los pueblos aimaras que formaron el estado Tiahunaco, y los cabanas, pueblos herederos del estado Huari. El Cuzco asimiló los principales usos administrativos de los tiahuanaco y los huari para gobernar a los pueblos y naciones incorporadas al imperio. Así, los pueblos eran divididos en dos parcialidades: los hurin y los hanan, costumbre que pervive hasta hoy en la provincia de Caylloma.
Chivay es un pueblo de fundación española de la época del virrey Toledo, que sirvió como reducción de los pueblos originarios con la finalidad de someterlos y adoctrinarlos a la fe cristiana; el damero histórico tiene el uso de los españoles, su iglesia matriz al frente su cabildo, hoy municipalidad y al entorno las familias fundadoras de la ciudad.
Los wititis son hombres y mujeres (naturales del valle del Colca, provincia de Caylloma) que practican la danza romántica y cuyo origen se remonta a la presencia de la cultura Incaica y luego la Tiawanaco en la región Arequipa.
Por su connotación bélica, esta expresión cultural sobrevivió a varios intentos de prohibición por parte de autoridades coloniales y republicanas. Si bien su origen es aimara, la wiphala y los wititis fueron adaptados en el Colca para representar el histórico encuentro del Estado Inca con los pueblos Collawa y Cabana, después de una breve resistencia armada.
La palabra wititi significa “Guerrero resplandeciente que vence a la oscuridad”, y se origina en la leyenda colla que narra la guerra de los hijos del sol y los demonios a causa del romance con una doncella que habitaba una isla del Lago Titicaca.
Los amautas cusqueños adaptan esta historia rómantica y guerrera para favorecer la aceptación del pueblo a la alianza política entre Mayta Cápac y el gobernante collawa de Coporaque**, unión que se concretó con el matrimonio del soberano inca y la princesa Mama Yacchi.
Tradicionalmente los wititis bailan en algunas festividades religiosas y carnavales. Los danzantes se agrupan en las parcialidades de hurin-saya y hanan-saya; y compiten por dominar la plaza del pueblo mediante la ejecución de complejas coreografías que duran varias horas y en los consecutivos días que abarque la festividad popular.
La danza se practica en el modo grupal: los hombres representan a los soldados incas y las mujeres a la corte de la princesa collawa. Cuando el aspecto guerrero prevalece, los hombres forman grupos simulando ejércitos en combate.
Cada pueblo donde se represente la wifala asumen su propia particularidad de la danza y los más destacados son Yanque, Chivay, Cabanaconde y Tapay.
En cuanto a la vestimenta, los hombres llevan una indumentaria militar que consiste en un casco de protección, camisa militar o polaca, llicllas entrecruzadas en el pecho, y una pollera femenina. Es bueno aclarar que las autoridades coloniales prohibieron el uso de la vestimenta militar inca, por esta razón la pollera reemplaza al unko, prenda parecida a la falda que usaban los guerreros de entonces.
Las mujeres llevan su vestimenta tradicional, diferenciándose collawas de cabanas por el tipo de sombrero: las primeras usan sombrero blanco de paja que hace alegoría al nevado Collawata; mientras que las cabanas llevan uno de paño, que tiene grabado la estrella de ocho puntas, símbolo de la cultura Wari.
Todo wititi varón lleva consigo la huaraca, arma que sirve para lanzar frutas como si fuesen proyectiles, también suelen llevar cantimploras. Los capitanes o las capitanas se distinguen por llevar la Wifala (bandera o estandarte de guerra).
La connotación romántica de la wifala se expresa en la demostración de fuerza y vitalidad que hacen los hombres para llamar la atención de las doncellas. Así como en el modo grupal se recrean batallas, en el modo de pareja se recrea el cortejo del inca a la princesa collawa.
A través de los tiempos los witites han saludado la partida y llegada de ejércitos, ya sea participando en la rebelión de Túpac Amaru, e incluso cuando los collawas y cabanas lucharon en el bando realista, pues en el Colca, la independencia del Perú solo fue reconocida una década después de 1821.
Las parcialidades son las divisiones que aún persisten de la cultura inca, y son:
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