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Chiquita Brands International



¿Dónde nació Chiquita Brands International?

Chiquita Brands International nació en Costa_Rica.


Chiquita Brands International Sàrl es una empresa con tres sedes centrales, una en Fort Lauderdale, Estados Unidos , una en Etoy Vaud, Suiza, y otra en Santa Ana, Costa Rica, dedicada a la producción y distribución de plátanos y otros productos, bajo una diversidad de marcas subsidiarias, conocida colectivamente como Chiquita.

Chiquita es la sucesora de la United Fruit Company y es la principal distribuidora de plátanos en los Estados Unidos. La compañía también es dueña de Atlanta AG, una empresa alemana de distribución de sus productos, que adquirió en 2003. Chiquita fue controlada antes por el multimillonario de Cincinnati Carl H. Lindner Jr. Su propiedad sobre la mayoría de la compañía terminó el 19 de marzo de 2002.

Chiquita Brands International fue formada en 1871 por el empresario de ferrocarriles estadounidense Minor Keith, sobrino de Henry Meiggs, con el nombre de United Fruit Company. En 1928, empleados colombianos de la compañía protestaron por las malas condiciones de trabajo en las haciendas bananeras de la firma. La empresa exigió al gobierno que los reprimiera y este actuó en la Masacre de las Bananeras, donde murieron varios cientos de trabajadores.[1][2][3]​ En su novela, Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez habla de esa tragedia, aunque el hecho de que cientos de trabajadores habían muerto nunca fue confirmado y el propio García Márquez indicó que la cifra era exagerada.[4][3]​ En 1970 la compañía se convirtió en United Brands Company, tras fusionarse con un competidor, y en 1985 se transformó en Chiquita Brands International.

El 3 de mayo de 1998, El Cincinnati Enquirer publicó en una sección de la página dieciocho, "Los secretos de Chiquita revelados".[5]​ Los artículos escritos por los reporteros investigadores Michael Gallagher y Cameron McWirther hicieron cargos a la compañía en sus plantaciones en América Central por contaminar el ambiente, permitir el ingreso de cocaína a los Estados Unidos en sus embarcaciones, sobornando a funcionarios extranjeros, evadiendo las leyes de las naciones extranjeras sobre propiedad de terrenos y por evitar un sindicato de trabajadores. Chiquita negó todas las acusaciones, demandó después que se reveló que Gallagher infiltró el sistema de correo de voz de Chiquita (ninguna evidencia reveló la participación de McWirther en el crimen). En junio de 1998 el Enquirer se retractó, publicó una disculpa en primera plana y le pagó a la compañía varios millones de dólares. El Columbia Journalism Review divulgó que las cantidades eran de catorce y cincuenta millones de dólares. El reporte anual de Chiquita menciona “un exceso de diez millones”. Uno de los reporteros, Gallagher fue despedido. Chiquita no ha desafiado formalmente cualesquiera de las demandas efectivas levantadas en los artículos originales.

Durante los años noventa y a principios de la década del 2000, Chiquita y otras empresas internacionales se enfrentaron a la inestable situación política existente en Colombia. En ese momento era una práctica común para los grupos paramilitares extorsionar a las empresas y aterrorizar al pueblo colombiano mediante secuestros y asesinatos. Como la seguridad en el ámbito rural continuaba deteriorándose durante la década de los años noventa y a comienzos del siglo XXI, cada vez era más difícil mantener las deplorables condiciones laborales de sus empleados sin repercusiones sindicales, por lo que la empresa decidió realizar pagos para garantizar la continuación de su improcedente sistema laboral y su crecimiento exponencial en el territorio colombiano.[6]​ En el 2001, el Departamento de Justicia estadounidense promulgó una ley que prohibía a las empresas estadounidenses pagar a organizaciones terroristas extranjeras. Ante estas nuevas circunstancias, los pagos realizados por Chiquita constituían ahora una violación de la legislación estadounidense y representaban un dilema moral y legal a gran escala: la empresa cumplía la ley y dejaba de pagar, poniendo en peligro la vida de sus empleados, o bien continuaba anteponiendo la seguridad de sus empleados y de sus familias e infringía la ley. Chiquita decidió cooperar con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y se ofreció a declarar voluntariamente.[7][8][9]

El 14 de marzo de 2007 Chiquita Brands fue multada por veinticinco millones de dólares como parte de un caso por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos por tener lazos con los grupos paramilitares colombianos. Según documentos de la Corte, entre 1997 y 2004, altos funcionarios de la corporación pagaron aproximadamente U$ 1,7 millones a las Autodefensas Unidas de Colombia, las AUC, a cambio de la protección de empleados en las plantaciones de plátanos que se cosechaban en Colombia, también despojando a la fuerza de sus tierras a los campesinos cercanos para extenderse más y más con complicidad del gobierno Colombiano.[10][11]​ Chiquita Brands admitió en una corte federal que la compañía pagó al grupo armado ilegal colombiano para proteger a sus empleados. Como parte de un acuerdo entre los querellantes, la Compañía se declaró culpable de hacer negocios con una organización terrorista. A cambio la compañía pagará veinticinco millones de dólares y los documentos de la corte no revelarán las identidades de los ejecutivos que aprobaron los pagos ilegales de protección.[11]​ Chiquita enfrenta actualmente cargos serios en un pleito publicado en junio de 2007. Según el abogado de ciento setenta y tres familias víctimas de las milicias de las AUC este podría ser el caso de terrorismo más grande de la historia y que puede poner fuera del negocio a Chiquita. “Terry Collingsworth, un abogado de Derecho Internacional dijo: “Este puede ser el caso de terrorismo más grande de la historia. En términos de muertes, este es del tamaño de tres ataques al World Trade Center.[12]​”

En mayo de 2007, la ONG francesa “Peuples Solidaires” acusó públicamente a la Compañía Bananera Atlántica Limitada (COBAL), una subsidiaria de Chiquita, por tener conocimientos de violaciones de los derechos fundamentales de los trabajadores y de poner en peligro la salud de ellos y la de sus familias. Alegando, que la firma de plátanos ha expuesto negligentemente a trabajadores en la plantación de Coyol en Colombia a los pesticidas altamente tóxicos en múltiples ocasiones. Además, el grupo de los derechos humanos acusa a la compañía de usar a una milicia privada para intimidar a trabajadores. Finalmente, Peuples Solidaires demanda que Chiquita, a pesar de un acuerdo regional entre la compañía y las uniones locales que requerían la investigación pronta de agravios, no ha hecho caso de ciertas quejas de la unión por más de un año.

Esta marca y la música asociada a ella, es mencionada en el episodio Blame it on Lisa, perteneciente a la decimotercera temporada de Los Simpson. En dicho episodio, durante su estancia en el hotel brasileño, Bart y Homer parodian a Carmen Miranda y la marca es mencionada durante la pequeña canción del gag.



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