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Catedral de Lisboa



Santa Maria Maior de Lisboa o Sé de Lisboa es la catedral de Lisboa e iglesia más antigua de la ciudad. Desde el inicio de la construcción en el año 1147, el edificio ha sido modificado en varias ocasiones y ha sobrevivido a varios terremotos. Actualmente es el resultado de una mezcla de distintos estilos arquitectónicos.

Lisboa es sede de una diócesis desde el s. IV d. C.. Después del periodo de dominación visigoda, la ciudad fue conquistada por los musulmanes y se mantuvo bajo control árabe desde el siglo VIII hasta el siglo XII, aunque se permitía a los cristianos vivir en Lisboa y los alrededores.

El primer edificio fue construido entre 1147 y las primeras décadas del siglo XIII en estilo Románico tardío. En aquel tiempo, las reliquias de San Vicente de Huesca (patrón de Lisboa) se llevaron a la catedral desde el sur del país. A finales del siglo XIII, el rey Dionisio I de Portugal construyó un convento gótico y su sucesor, Alfonso IV convirtió la capilla principal en panteón real para sí y su familia. En 1498, la reina Leonor fundó la Misericórdia de Lisboa en una de las capillas del convento de la catedral. La Misericórdia es una institución caritativa católica que luego se expandió por otras ciudades y que fue muy importante en Portugal y en sus colonias.

En cuanto al origen del edificio está ampliamente aceptado que se comienza por orden de D. Alfonso Henriquez tras la toma en el año 1147. Pero si nos referimos a los precedentes en los que se asienta el actual edificio, los académicos discrepan en muchos puntos, debido sobre todo a la falta de documentación causada tras los incendios que siguieron al Terremoto de Lisboa de 1755, y también de algunos terremotos previos. Además también se da la circunstancia de que “los escritores antiguos, copiándose unos a otros […], afirman, casi todos, que nuestro primer rey adaptó a templo cristiano la antigua mezquita de los moros” con lo que muchos autores posteriores dan por bueno sin más este hecho y todavía se tardan varios siglos en investigar al respecto.[1]

Entre las hipótesis más plausibles, podemos destacar la que defiende el Abad de Castro (“O Templo da Invocación de Santa María”) en la que menciona que pudo haber existido en el mismo sitio un templo pagano consagrado al Dios Sol, en época de Paulo de Olisipo romana (Apolo-Sol). Esto se soporta por el hallazgo de inscripciones romanas en la parte subterránea de la catedral descubierta tras el terremoto; una serpiente tallada en el cimborrio que puede simbolizar a Phiton (la que mató al dios); también Emílio Hübner (“Notícias Arqueológicas de Portugal”) defiende la existencia de un templo pagano desde tiempos de Décimo Junio Bruto, hipótesis que se apoya en la certeza de la existencia del foro de Paulo de Olisipo en el espacio frente a la fachada principal de la Sé, con una basílica o un templo entre sus edificios. También es de tener en cuenta la conversión al Cristianismo de la ciudad en época del obispo Potamio , y la posibilidad de que este o sucesores, hubiesen transformado el templo pagano en un templo del Paleocristiano de planta central. Esto se apoya en la existencia de una serie de piedras labradas reutilizadas en la actual Sede. Tras la invasión por parte de los pueblos islámicos, algunos autores defienden que el edificio existente hubiese sido aprovechado para uso como mezquita, sin introducir reformas relevantes.

Lo más probable es que D. Afonso Henriques mandara reconstruir la Sede sobre un edificio que no sería árabe. De este modo, lo que se produciría sería la reforma y ampliación de un templo Paleocristiano surgido en época constanina, utilizado bajo dominio suevo y visigodo, y posiblemente también bajo dominio islámico.

La certeza es que la actual Sede es una Catedral de estilo Románico del siglo XII, a la que se superpondrán diversos estilos y corrientes durante su historia. Con influencia normanda en su arquitectura original, traída probablemente por los Cruzados venidos de Inglaterra. A este respecto es importante destacar que tras la reconquista, se elige como obispo a un cruzado inglés, Gilberto de Hastings, siendo aceptado por el rey y todos los cargos eclesiásticos

Aunque no hay la seguridad de que haya sido el trazador del conjunto, es posible que el mestre Roberto de Lisboa sea ese personaje llegado con estos cruzados. Se sabe que tuvo la dirección de las obras de la Catedral, y se le atribuye también la ejecución de la fachada principal de la Catedral Vieja de Coímbra así como el trazado de sus naves, referencia que encontramos en el "Livro Preto" de la Catedral Nueva de Coímbra. Realmente se conoce más bien poco sobre este personaje más allá de estos hechos y de sus cuatro visitas a la Catedral Vieja de Coímbra, pero es evidente que por sus dimensiones y proporciones, ciertos elementos compositivos como las fachadas, además de algunos detalles decorativos, ambas construcciones debieron tener idéntico arquitecto, siendo este el más probable candidato.[2]

La primera transformación llevada a cabo en la Catedral ocurre a finales del siglo XII, todavía bajo el reinado de Alfonso III de Portugal. Durante esta obra se ejecutó un anexo en fachada norte , desde el brazo del transepto hasta donde ahora está la puerta de la misma fachada, este anexo funcionaría más tarde como la cámara del Patriarca.

Durante el reinado de Dionisio I de Portugal y seguramente con influencias del obispo D. Mateus (1258-1282) se dota a la sede de un claustro con forma típica de las órdenes monásticas europeas, contando con jardín, balaustrada , columnatas muy decoradas y carácter peripatético. A este claustro se le han dado muchos apodos como el de "Claustro del Silencio". Esta intervención apenas transformó el esqueleto románico. El segundo lote de operaciones comienza con la construcción de la que hoy se conoce como la capilla de São Bartolomeu dos Regatos. Con esta obra la fachada norte acaba por perder todos sus ventanales románicos y solo queda de ella una puerta que tuvo que ser trasladada del primer tramo al tercero y ahora permanece semi-escondida entre ambas intervenciones góticas. Estas obras se llevaron a cabo bajo el reinado de Alfonso IV.[2]

A continuación, en el mismo reinado, se sustituyó toda la cabecera románica por otra de bóveda ojival en abril de 1334. Esta es una de las mayores transformaciones que sufre el esqueleto románico de la Sede. Estas obras fueron probablemente ejecutadas con la idea de consagrar un mayor espacio a la adoración del patrón de la ciudad, San Vicente.

Durante esta misma etapa de Alfonso IV hubo dos grandes terremotos: en 1337 y en 1344, por tanto, no es de extrañar que se llevaran a cabo todas estas transformaciones en el mismo periodo. Los terremotos siempre han sido un problema para Lisboa y para su catedral. Durante los siglos XIV y XVI se produjeron varios, pero el peor de todos fue el 1755, que destruyó la capilla gótica y el panteón real. El convento y varias capillas también se vieron afectadas por el terremoto y por el fuego posterior. La catedral fue reconstruida en parte y, a principios del siglo XX, se le dio el aspecto que presenta en la actualidad tras una profunda restauración. En los últimos años, diversas excavaciones han descubierto restos romanos, árabes y medievales en el entorno de la catedral.

Rosetón

Entrada

Lopo Fernandes Pacheco. Sepulcro



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