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Castellar (Jaén)



Castellar es un municipio español situado en la comarca del Condado de la provincia de Jaén, Andalucía. Cuenta con 3.411 habitantes (INE 2016).

Castellar está ubicado en la comarca de El Condado en la zona noreste de la provincia de Jaén; El sitio de su emplazamiento es la cima de una montaña a 749 metros sobre el nivel del mar(en la Plaza del Ayuntamiento); entre las cordilleras montañosas de La Loma y la de Sierra Morena y confrontando con la de La Muela, su territorio podría dividirse en dos uno agrícola dedicado principalmente al cultivo del olivar y el otro sería la zona de sierra con formaciones típicas de pizarras y tierras típicas de Sierra Morena donde el principal uso y aprovechamiento es la práctica caza deportiva, explotación de la masa forestal, ganadería y la apicultura. Bañado al sur por el río Guadalimar y al norte, por el de Montizón o río de las "Veguillas" y el río Dañador.

La actividad económica gira en torno a la agricultura y en especial a la olivicultura. Dispone de 2 almazaras cooperativas, 2 industriales y otras 2 particulares. También funciona una planta extractora de aceite de orujo.

     Deuda viva del Ayuntamiento de Castellar en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[1]

Últimamente está en alza la industria local, que emplea gran número de mano de obra, bien temporera o bien fija; tales como cocedero de mariscos y elaboración de pescados y posterior comercialización; obradores de confitería, embutidos y chacinería; gravera y materiales de construcción, confecciones, hostelería, envasado de aceites, etc., que están sacando a flote la economía local.

Su extensión superficial es de 159 km² y tiene una densidad de 23,57 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 38°15' N, 3°7' O. Se encuentra situada a una altitud de 758 metros y a 101 kilómetros de la capital de provincia, Jaén.

El término municipal limita al norte con los términos de Castellar de Santiago y Villamanrique, de la provincia de Ciudad Real; al este, con los de Montizón, Chiclana de Segura y Sorihuela del Guadalimar; al sur, con el río Guadalimar, y al oeste, con el término de Santisteban del Puerto. Tiene forma irregular, pues mientras en la dirección norte-sur alcanza una longitud de 39 kilómetros, en la de este-oeste no llega a 10 kilómetros máximo, e inferior a medio kilómetro en las proximidades del río Montizón. La parte Norte del término, contada desde el río Montizón, es montañosa y pertenece toda ella a Sierra Morena, con una extensión de 5.142 hectáreas. La parte Central del término, comprendida entre la cordillera donde se asienta el pueblo y el río Montizón, es un amplio valle de unos 7 kilómetros de anchura, y una extensión de 2.596 hectáreas. La superficie de la parte Sur alcanza unas 7.805 hectáreas , siendo la zona más apta para el cultivo del olivar.

El clima es benigno e ideal para el cultivo del olivo. Está alejada unos 300 kilómetros del mar Mediterráneo y separada de él por las cordilleras Ibérica y Penibética, por lo que es continental, ya que las brisas templadas de éste no le pueden llegar. La oscilación termométrica varía desde los 4 a 6 grados bajo cero, en invierno, a los 44 en verano, aunque tanto uno como otra temperatura extrema solo se registra ocho o diez días al año.

Actualmente, Castellar tiene asignadas 3 taxis. Y hay 2 líneas para el transporte de viajeros en autobuses, concedidas a las empresas SEPULVEDANA y TRAVIMETA, existiendo líneas directas que enlazan con las localidades cercanas, y además con Linares, Úbeda, Jaén y Madrid. Hacen su parada en la estación de autobuses creada en 2013.

Respecto a la comunicación por carretera la carretera Ubeda-Villamanrique atraviesa el casco urbano. Además, hay las siguientes vías interurbanas:

Castellar tiene una riqueza monumental y arqueológica destacable, calles rectilíneas y funcionales y casas de origen medieval discurren alrededor de su monumental Colegiata.

Escudo de Castellar (Jaén). Descripción : En campo de gules (fondo rojo), una torre de plata (blanca), almenada, esclarecida y mazonada de sable (negro), acompañada a diestra (derecha) y siniestra (izquierda) por una espada alzada, de plata, puesta en palo.

La presencia del hombre en esta tierra es más antigua, los vestigios arqueológicos localizados en su término la remontan al 3000-2000 a. C. Uno de los hallazgos más interesantes es el de la cueva de la Sima, con un conjunto sepulcral colectivo del Neolítico, o los poblados del Argar o el cortijo de la Capilla.

Castellar fue un importante lugar en la época de los iberos. Se hallaba en el territorio ibérico de la Oretania. En las inmediaciones de Castellar se localiza uno de los grandes centros de culto de los iberos, el Santuario rupestre de la Cueva de la Lobera, que debió tener una importancia considerable a partir de la segunda mitad del siglo IV a. C. Por su posición estratégica a él acudirían gentes procedentes de ambos lados de Sierra Morena. Se han hallado una gran cantidad de exvotos en el mismo.

Durante la época romana proliferaron en sus alrededores un gran número de villas de grandes dimensiones como el cortijo de la Parrilla y el Dorado.

Castellar fue una de las primeras localidades conquistadas por el rey de Castilla Fernando III a los musulmanes de las dinastías nazaríes en 1226. No obstante, hasta el final de la conquista castellana, esta tierra tuvo que soportar la incursión de las tropas nazaríes en sus dominios. De estos tiempos de contienda son testimonio los restos defensivos que quedan en su población, la mayoría enmascarados o reutilizados en edificaciones posteriores.

Consta noticia de 1235 por la que Fernando III insta a Santisteban a poblar aquellos parajes que antes lo estuvieron, lo cual sugiere que la aldea islámica sería abandonada tras la conquista castellana, y repoblada posteriormente. En 1371 se menciona a Castellar cuando Enrique II castiga a Santisteban por su apoyo a Pedro I, entregándola en señorío, junto a todas sus aldeas, a Mendo Rodríguez de Biedma, que después tomaría el apellido de Benavides, al heredar el mayorazgo de don Juan Alfonso de Benavides. En 1473 Enrique IV hizo merced a Día Sánchez de Benavides y Dávila del título de conde. La población contó con una pequeña fortaleza, de la que solo quedan algunos restos, posiblement en el siglo XIV, aunque resulta difícil establecer si lo fue en el periodo de las luchas nobiliarias, como defensa de la población, o si fue ya obra de Mendo Rodríguez, como símbolo de su dominio. Este castillo sería convertido en palacio entre los siglos XVI y XVII. Las excavaciones efectuadas en 1992 en el palacio, dirigidas por Mª C. Pérez y J.L. Castillo, permiten conocer la estructura que tenía la fortaleza en época medieval. La muralla, de sillares irregulares, con un grosor de 1,50 metros encerraba un espacio cuadrangular, ligeramente achaflanado en su esquina noroeste debido a su adaptación a la base geológica. Próxima a este chaflán se encontraba la puerta principal.En el interior de este recinto se encontraba la torre, aislada, con unas dimensiones aproximadas de 10,14 metros de lado en el exterior, un grosor de muros de 2 metros y una altura de 15 metros.

La dinastía de los Benavides fueron primero señores desde 1371, luego condes en 1473 y posteriormente duques de Santisteban del Puerto en 1793. Desde la instauración del condado en 1473 comenzarían a desarrollarse una serie de litigios entre los tres pueblos que formaban el Condado -Santisteban, Castellar y Navas- algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días. Punto culminante de estos litigios es la resolución de 1798 conocida como "escritura de la concordia", por la que se establecía la cesión por parte de la casa señorial de una serie de terrenos a los tres pueblos y como contrapartida la cesión de terrenos baldíos al Condado de Santisteban. Con todo, este tratado no significó el final de los pleitos; en el siglo XIX continuó un largo litigio que perseguía delimitar con precisión las demarcaciones territoriales de los municipios de Castellar y Santisteban.

Falleció el 6 de marzo de 1975. Ha sido nombrado Hijo Predilecto de Castellar en 1996.

La primera vez que aparece el nombre de Castellar es en las poesías del cronista musulmán Darray al-Qastall, natural de Jaén, en los comienzos del siglo XIII. En la crónica de Fernando III Rey cristiano, aparece el nombre de un lugar conquistado a los musulmanes en 1225, que se llamaba "El Castillo", según Don Juan de Dios González, este sería el primitivo nombre de Castellar, en alusión al castillo de Pallarés.

Entre el siglo XV y comienzos del XIX el nombre es el de Castellar del Condado, por su pertenencia al mismo (formado por Santistebán, Navas y Castellar). Adquirió el nombre de Castellar de Santistebán, en fecha incierta, sobre 1807, hasta que el Ayuntamiento lo cambió por el nombre actual de Castellar, en sesión plenaria del 6 de octubre de 1981

Castellar tiene un Museo de iberos y también el Pozo del Campillo para los arqueólogos.

Otros monumentos:

Hay un Centro de Educación Infantil y Primaria CEIP. "Román Crespo Hoyo" (Castellar), en la C/ Román Crespo s/n; uno de Enseñanza Secundaria Obligatoria IES. "Colegiata de Santiago" (Castellar), en la ctra. de Villacarrillo s/n; un Centro de Adultos Sección de Educación Permanente "Vicente Soto" (Castellar), en la c/ Calvario s/n, y una Guardería Infantil Temporera en la c/ S. Franciso 1.

Instituciones sanitarias:

Dos pistas de petanca, dos pistas polideportivas de Colegio Primaria, una piscina municipal, una pista polideportiva en Instituto ES0, pista polideportiva municipal, y campo de fútbol municipal "S. Benito".

17 de enero, festividad de San Antón, en cuya víspera se suelen hacer hogueras en las puertas mismas de aquellos vecinos que pagan de esta forma al santo abad los favores recibidos al serles sanado por su intercesión algún animal de su establo.

El 21 de marzo se lleva la imagen de San Benito, patrón de la villa, a su ermita, situada a un kilómetro del pueblo. A primeros del mes de agosto la imagen retornará a Castellar.

Por San Marcos, el 25 de abril, había costumbre de irse al campo, una vez que había sido bendecido por el santo evangelista sacado en procesión. Se cantaban las "letanías de los santos" y con retamas y matorrales se hacían nudos con ánimo de "atar al diablo" y de esta forma proteger las cosechas de toda plaga.

Pero sin lugar a dudas, el ciclo festivo de los castellariegos se ve marcado a través del año por las fiestas de la patrona de la villa, la Santísima Virgen de Consolación. Los actos comienzan los días 1, 2 y 3 de mayo, cuando después de algunos rituales previos, realizados el último día de abril, como llevar el estandarte desde la casa del hermano mayor hasta la ex-colegiata de Santiago, la misa con el canto de la Salve, la bendición de los estandartes y el pregón de la romería, al día siguiente todos se desplazan hasta el santuario de la Virgen, situado a cuatro kilómetros de la población, donde tiene lugar la ofrenda floral y un entrañable acto denominado "darle las buenas noches a la Virgen". Hasta el día 3, en que la Virgen retornará al pueblo, los romeros acamparán en el paraje denominado "La Espinosa", junto a los restos de cuyo castillo dice la tradición que se apareció la Virgen, donde compartirán hermandad y viandas.

El 8 de septiembre, celebración de la Natividad de la Virgen, se celebraban las fiestas más genuinas de Nuestra Señora de Consolación, con encierros de toros, que ya constaban en los anales del siglo XVIII. En 1972 estas fiestas se trasladaron al 15 de agosto, fecha en la que tienen posibilidad de retornar a su pueblo los castellariegos que residen en los más diversos puntos de la geografía española.

Plaza de toros: Castellar dispone de plaza de toros. Los amantes de los espectáculos taurinos no se arrepentirán de pasar las fiestas que Castellar celebra durante el mes de agosto en las que el toro se convierte en el verdadero protagonista del festejo. Encierros de vaquillas (cita a la que no faltan los jóvenes lugareños y los habitantes de las poblaciones vecinas), novilladas con toreros noveles y un festival taurino hacen que estas fiestas sean un reclamo para los taurófilos quienes, por la noche, podrán cambiar el albero del coso por el de las animadas verbenas nocturnas

Procesionan por las calles de Castellar tres cofradías, santísimo cristo del calvario (miércoles santo), nuestro padre Jesús nazareno (en la que salen tres pasos La Esperanza, la Verónica y el Nazareno sale en la madrugada del viernes santo), Virgen de los Dolores (procesionan dos pasos la Virgen de los Dolores y el Santo Entierro, sale en viernes santo por la noche) y Domingo de Resurección el resucitado (lo organiza la unión local de cofradías de Castellar).

Destacan la banda municipal de música Santa Cecilia en la procesión de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza, la procesión de María Santísima de los Dolores y el Santo Entierro, y la procesión de domingo de Resurrección; y la agrupación musical del Santísimo Cristo del Calvario.

En Castellar se presume de producir los mejores espárragos camperos de la provincia de Jaén, y los preparan en vinagrillo, o con “cabetes”, que son las habas tiernas, o en tortilla. También dispone la Villa en su territorio una factoría marisquera de las más importantes de Andalucía. Aunque parezca un contrasentido, desde Castellar, que es tierra adentro, se elaboran y distribuyen mariscos de gran calidad originarios de las más lejanas costas.

Platos tradicionales de esta villa son los “calandrajos” con hierbabuena, ya sean de liebre o de bacalao, y que en otros lugares reciben el nombre de andrajos, harapos o guiñapos. De la misma familia de los platos farináceos con carne son los “galianos”, lo que indica que Castellar ha sido paso de pastores trashumantes. También plato tradicional de Castellar es el “ajoharina”, guiso de verduras, patatas y harina con pimentón, que se toma como gachas espesas, y que guarda reminiscencias de la “sajina” árabe de los pobladores de Al-Andalus, y de los más antiguos “pultes” romanos. Propio de las matanzas del cerdo es el “ajopringe”, hecho con el hígado aderezado con especias y pringue, ya sea manteca del cerdo o aceite de oliva. Dentro de este tipo de viandas donde “ajo” significa triturado, en Castellar se preparan el “ajoquemao” y el “ajo mortero”. También son propias las “gachas migas”, en otros tiempos recio desayuno de los hombres que habían de desarrollar un duro trabajo en el campo.




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