Carlos I de Orleans, duque de Orleans (París, 24 de noviembre de 1394 – Amboise 5 de enero de 1465), fue un poeta, noble y militar francés, que se destacó por su amarga disputa con Juan Sin Miedo y combatió junto a él en la célebre batalla de Agincourt, enfrentamiento clave en la sangrienta guerra de los Cien Años.
Fue hijo de la princesa milanesa Valentina Visconti y de Luis de Valois (1372–1407), duque de Orleans y hermano del rey Carlos VI el Loco.
Carlos llegó al ducado en 1407, año en que murió su padre asesinado por la facción borgoñona liderada por Juan Sin Miedo. Cuando Luis fue asesinado, el pequeño Carlos, de solo trece años, juró venganza. Bernardo VII de Armagnac, lo tomó bajo su tutela y le prometió que su partido lo ayudaría a lavar con sangre la afrenta. Agravados los ataques de demencia del rey Carlos VI, se desató una furiosa lucha por el poder en la corte francesa, que terminó escindida en dos bandos: Borgoña y Armañac. Juan pertenecía al primero y Carlos al segundo. El odio que el de Orleans comenzó a profesar al primero por causa del homicidio tendría luego insospechadas consecuencias en la batalla de Agincourt, que influirían en todo el desarrollo de la guerra de los Cien Años. A medida que el enfrentamiento interno se complicaba, se sucedieron seis años de guerra civil, luchas intestinas, treguas temporales y sangrientas revueltas, hasta que los de Armañac consiguieron convencer a la opinión pública de que Borgoña era la responsable del asesinato. Esta demostración marcó el comienzo del ascenso de Armañac en la influencia sobre el rey y la corte y de un eclipse de la facción borgoñona.
Al año siguiente 1415, el rey Enrique V de Inglaterra invadió Francia, tomó la ciudad portuaria de Honfleur y se decidió a enfrentar a un numerosísimo ejército francés junto al bosque y la aldea de Agincourt.
El bando francés, si bien era muy superior numéricamente, tenía muy graves problemas en relación al mando de las tropas: el comandante natural (Carlos VI) era un enfermo mental; su hijo, el delfín Luis, era un jovencito enfermizo, temeroso y sin ninguna experiencia militar y los soldados profesionales de alta graduación no tenían títulos nobiliarios que les permitieran dar órdenes a los duques.
La solución de compromiso fue otorgar el mando a los profesionales d´Albret, Boucicault y Rambures, pero sometiendo sus decisiones a un triunvirato de duques (Juan Sin Miedo, Carlos y Alençon). Lamentablemente para los franceses, ninguno de los tres tenía experiencia militar suficiente (Carlos de Orleans contaba solo veintiún años de edad) y además el consejo estaba dividido por la antedicha rivalidad entre Juan y Carlos por el asesinato de Luis. Para completar la desgracia francesa, el ejército inglés tenía un mando unificado, competente y experto encabezado por Enrique V. Contrariamente a la opinión de los tres comandantes, que acertadamente juzgaron que era conveniente atacar al enemigo con fuerzas pequeñas, profesionales y altamente móviles, Borgoña, Orleans y Alençon los obligaron a enfrentar a Enrique con un ejército enorme, compuesto por hombres reclutados por leva forzosa y estático.
En Agincourt, por consiguiente, Carlos de Orleans se ubicó en el centro de la vanguardia principal del ejército francés, mezclado su estandarte con los de Carlos d'Albret, Juan le Maingre (Boucicault), David de Rambures, su odiado enemigo Juan I de Borgoña, los condes de Eu y Richemont y otros. Alençon estaba algo más atrás, comandando el centro del ejército francés.
La batalla en sí fue funesta para Francia: luego de escasa media hora de combate, la inmensa mayoría del ejército galo estaba muerta, herida, prisionera o en fuga.
Carlos de Orleans fue uno de los nobles capturados por Enrique V después de la furiosa refriega cuerpo a cuerpo que se suscitó entre las vanguardias de ambos ejércitos. Cuando el rey inglés dio la orden de asesinar a todos los prisioneros, los nobles salvaron sus vidas ante la posibilidad de pedir rescate por ellas.
Carlos fue conducido en cadenas a Inglaterra y alojado en una prisión, de la cual no saldría por varios años. Sin embargo, pudo aún, desde su mazmorra, arreglar el asesinato de Juan I de Borgoña (Juan Sin Miedo) en 1419, como venganza por el asesinato de su padre (1413) a manos del borgoñón.
Luego de una penosa cautividad de 25 años, Carlos fue liberado definitivamente en 1440 y se le permitió regresar a Francia, donde murió en 1465.
Escritor y poeta, la obra de Carlos fue tan estimada en sus tiempos que los críticos posteriores lo han llamado «el padre de la poesía lírica francesa».
Entre su ingente obra poética podemos destacar sus redondillas de doble rima, que normalmente transmiten paisajes pastorales, descripciones de la primavera, el amor galante, y temas similares, casi todas guardando el estilo del Román de la Rosa.
En primeras nupcias, Carlos casó en su niñez con su prima hermana, la reina viuda de Inglaterra Isabel de Valois, hija de Carlos VI. Isabel murió a temprana edad después de dar a luz a Juana en 1409, quien contraería nupcias con el duque Jean d'Alençon en 1424.
En el año de 1410 Carlos se casó por segunda vez con Bona, la hija del duque d'Armagnac Bernardo VII. Carlos mostró una profunda afección por Bona, a quien tuvo presente en algunas obras de su poesía. Cuando Carlos fue hecho prisionero y llevado a Inglaterra, Bona se comprometió a esperarlo y entró en un convento, donde finalmente murió antes de que su esposo regresara.
Se casó por tercera vez con la princesa alemana María de Clèves (1426-1487). De este matrimonio nacieron:
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