Café Suizo nació en Madrid.
El Café Suizo fue un café de tertulia de Madrid de mediados y finales del siglo xix. Se encontraba en la confluencia de la calle de Alcalá con la de Sevilla (cuando se llamaba aún calle Ancha de Peligros), a pocos metros de la Puerta del Sol. Pasaría a la historia de la capital de España como uno de los cafés que sirvieron de tribuna pública en los periodos de revueltas políticas.
El café se inauguró el 3 de junio de 1845 por Pedro Fanconi y Francisco Matossi, súbditos suizos, cuya nacionalidad sugirió el nombre del local, y que tuvieron varios cafés a otras capitales españolas, como Bilbao (uno de los primeros), Burgos, Pamplona (en la plaza del Castillo), Zaragoza (el Gran Café Suizo del Paseo de la Independencia, fundado en 1847, ) o Santander.
El edificio cuyos bajos ocupaba, fue derruido para construir el que entre otras sedes de negocios ha ocupado la del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.
Entre sus primeras tertulias hay que destacar quizá la de los hermanos Bécquer; y posteriormente la de Eusebio Blasco, Luis Rivera, Salvador María Granés y Manuel de Palacio activa hasta 1920. El Suizo de Madrid albergó singulares peñas, como la denominada “circulo social de la Gran Vía”, o la que entre 1880 y 1891 reunía a los socios del Casino de Madrid (por carecer de sede social, debido al derribo del Palacio del Marqués de Santiago).
Era un local amplio con un aforo de 500 personas, con mesas de mármol y paredes de felpa color escarlata.calle Ancha de Peligros. La entrada se encontraba situada en la esquina entre las dos calles, e incluía en su servicio un restaurante capaz de ofrecer desayunos (a la carta), comidas y cenas. Dispuso de un "salón blanco", así llamado por estar reservado a las damas que iban a reunirse en él, y que según Ramón Gómez de la Serna estaba vetado a los hombres.
Se podía contemplar el interior del café a través de seis ventanales, tres de ellos abiertos a la calle de Alcalá y los otros a la antiguaHacia la década de 1860, el Suizo se hizo muy popular por la rapidez en su servicio (cosa al parecer poco habitual en esa época) y por sus exquisitos chocolates a la taza, el ponche o el café ‘Doña Mariquita’.agraz, el agua de cebada o los sorbetes de diferentes sabores. Al parecer fue aquí donde se puso de moda el típico bollo de la pastelería madrileña denominado suizo, que luego se vendería de forma tradicional en las pastelerías de Madrid.
También se servían bebidas de estación como elVázquez Astorga, Mónica, “Estampa del Madrid antiguo: el café Suizo (1845-1919)”, Ars Bilduma, núm. 9, 2019, pp. 95-112.
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