Caballero a la medida es una película de comedia mexicana de 1954 dirigida por Miguel M. Delgado y protagonizada por Cantinflas, Martha Valdés y Ángel Garasa.
Cantinflas (Cantinflas) es un modelo de smokings para una sastrería, deambulando por las calles vistiendo los trajes mientras también lleva un anuncio en la espalda. Paralelamente se muestra la vida de Pascual (Ángel Garasa), un millonario angustiado porque su familia solo lo respeta como proveedor.
Cantinflas trabaja además con un boxeador joven, Chucho (Wolf Ruvinskis), de quien se dice mánager; y con el padre Feliciano (Domingo Soler), a quien le hace arreglos de costura. El padre no está de acuerdo con que Chucho pelee, ya que Chucho es también su sacristán y el boxeo lo distrae de sus deberes, pero Cantinflas dice que no tiene nada de malo.
Lita (Martha Valdés) es una mujer que le renta un cuarto a Simón Sicario (Miguel Arenas), quien le ha propuesto que se haga su mujer, a lo que Lita se ha negado. Una mujer le aconseja que acepte la proposición de Simón, afirmando que ganaría más de lo que pierde, pero ella sigue negada, en ese momento Cantinflas interrumpe la disputa entre las dos mujeres. Lita le comenta su situación a Cantinflas y de cómo se siente al respecto, diciendo creer que no vale nada debido a su situación económica, pero Cantinflas intenta revivirle los ánimos haciéndole ver que, sin importar su situación económica, ella vale la pena. La mujer que anteriormente había discutido con Lita le menciona a Don Simón que el motivo por el cual Lita no lo corresponde es porque el sastre (Cantinflas) está detrás de ella. Don Simón le dice que le dé tiempo, pues está seguro que caerá en sus redes. Un hombre que los escucha hablar sobre Lita se acerca a Don Simón para hacer negocios y no deja de mencionarle que él también está detrás de Lita.
Mientras Cantinflas está practicando con Chucho, Don Simón le exige a Cantinflas que le pague lo que le debe de la renta a la brevedad o se quedará sin un techo donde dormir. Lita ayuda al padre Feliciano en el dispensario de la vecindad, donde vuelve a mencionar que no se encuentra de acuerdo con la pelea que se llevará a cabo; sin embargo, se revela que Chucho participa en la pelea con el fin de conseguir dinero para cubrir los gastos del dispensario. La pelea eventualmente se lleva a cabo, y Chucho no comienza bien, por lo que Cantinflas hace de todo por obtener la victoria, hasta desencadenar una pelea que ya no solo incluye a los contendientes, sino a toda la gente que se encuentra en el recinto.
Un día, Cantinflas llega a la sastrería para devolver un esmoquin, pero la tienda está cerrada, por lo que decide sacarse el letrero publicitario y caminar así vestido hasta llegar a una pequeña cafetería, donde se encuentra con Pascual quien, ya que es el día de la boda de una de sus hijas, lo confunde con un invitado y lo apura a salir de la cafetería para dirigirse a su casa, donde se lleva a cabo la recepción de la boda. Pascual invita a Cantinflas a tomar un trago lejos de la celebración, dando inicio a una amistad entre ellos.
Cantinflas llega muy bien vestido a una cita con Pascual, donde hablan sobre el apoyo que brindaran a las personas necesitadas, para empezar Pascual le da diez mil pesos a Cantinflas, asumiendo que entrará a una empresa donde apoyan diferentes causas, y Cantinflas no lo desmiente. Cantinflas le entrega a Lita alimentos para el desayuno en el dispensario y le menciona que seguramente también tendrán los suficientes para dar de comer y cenar, pero no le revela de donde viene la comida.
Don Simón desaloja a Cantinflas de su vivienda y al llegar Cantinflas se da cuenta de que no solo ha perdido el techo donde vivía, sino que Don Simón ha dado muerte a Capulina, su perrita. Lita hace una visita a Don Simón para pedirle que no les quite el dispensario. Don Simón le recuerda la proposición que le había hecho con anterioridad, pero Lita se niega rotundamente y sale corriendo. En ese momento, el hombre que también anda tras Lita entra a la tienda de Don Simón, a quien toma por sorpresa y después de herirlo gravemente, toma su dinero y huye del lugar.
Al llegar al dispensario, Cantinflas se encuentra a Lita, quien le cuenta lo ocurrido con Don Simón. Cantinflas, enojado, dice que pondrá fin a ese problema pues ya tiene con que pagarle a Don Simón. Al llegar a la tienda, Cantinflas se encuentra con el cadáver de Don Simón, y sale corriendo en dirección a la iglesia en busca del padre Feliciano para comunicarle la noticia. Una de las vecinas ve salir a Cantinflas de la tienda de Don Simón y lo acusa de ser el asesino. Cantinflas es llevado a declarar y lo interrogan sobre la muerte de su perrita, pues él apunta que fue Don Simón quien dio muerte a Capulina, y comenta los distintos motivos por los cuales había estado enojado con Don Simón. El hombre que lo interroga le menciona que cuando fue detenido le encontraron dinero en la bolsa, Cantinflas contesta que lo obtuvo de un amigo, pero ya que no quiere revelar la identidad de su amigo, las acusaciones contra él persisten, por lo que lo mantienen detenido mientras se encuentra al culpable.
Mientras tanto, Pascual se encuentra impaciente en su casa, pues lleva varios días esperando la visita de su amigo. Su otra hija, Luisa, le muestra a su padre un periódico donde sale la fotografía de su amigo y se menciona que es acusado de asesinato, pero Pascual duda de ello. Pascual decide ir a visitar a su amigo pero no lo encuentra, y una de las vecinas le dice que su amigo se encuentra en la comisaría.
Chucho visita al padre Feliciano para decirle que él vio al hombre que mató a Don Simón y los dos salen en su búsqueda. Chucho va a la casa del asesino y le pregunta si ha sido él quien mató a Don Simón, resultando en una pelea, mientras el padre Feliciano y Lita avisan a la policía sobre lo que dice Chucho. Chucho eventualmente somete al asesino y lo lleva a la comisaría, donde confiesa que fue él quien mató a Don Simón, por lo que Cantinflas queda en libertad, sin embargo, aún no se comprueba de dónde sacó el dinero que fue encontrado cuando lo detuvieron; en ese momento llega Pascual confirma de donde viene el dinero.
Cantinflas se siente muy apenado y Pascual lo defiende porque creía que no era el cómplice del asesino, por lo que le devuelve su dinero y sale de la comisaría, pero Pascual sale rápidamente detrás de él, diciéndole que no le importa la cuna de donde viene su amigo, y siguen con sus planes de apoyo a la comunidad, mientras Lita y Cantinflas se quedan juntos.
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