La batalla del estrecho de Surigao fue una batalla que tuvo lugar el 24 de octubre de 1944, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, enfrentando a formaciones navales de la Armada Imperial Japonesa y estadounidenses. Esta batalla forma parte de las acciones de la batalla del golfo de Leyte.
La fuerza de ataque japonesa, estaba compuesta por dos partes, denominada Fuerza C y formaba parte de la Operación Sho-1. Esta fuerza estaba integrada por los acorazados Clase Fusō, el Fusō y el Yamashiro (nave insignia), además de los destructores Asagumo, Misishio y Yamagumo, el crucero pesado Mogami, el destructor Shigure, y la fuerza del vicealmirante Shima compuesta por los cruceros Ashigara, Nachi, el crucero ligero Abukuma y cuatro destructores.
La fuerza de acorazados estaba mandada por el vicealmirante Shōji Nishimura. El vicealmirante Nishimura había logrado fama en la batalla del mar de Java al mando de 4.ª Flotilla de Destructores.
El objetivo del vicealmirante Nishimura era converger con su fuerza viniendo desde el estrecho de Surigao sobre las fuerzas americanas en las playas de Leyte. Antes de entrar en el estrecho, Nishimura recibió información de aviones exploradores de que en su camino al interior del estrecho se había avistado a una gran fuerza de buques enemigos muy superior a la que él mandaba.
La poderosa fuerza de buques de guerra estadounidenses estaba mandada por el contraalmirante J. B. Oldendorf. Estaba formada por seis acorazados (USS Maryland, USS West Virginia, USS Missisipi, USS Tennessee, USS California, USS Pennsylvania) y ocho cruceros (USS Phoenix, USS Boise, HMAS Shropshire, USS Lousville, USS Portland, USS Minneapolis, USS Denver, USS Columbia), además de 22 destructores y 38 lanchas PT. Nishimura esperaba ganar la salida del estrecho al amanecer, reunirse con la fuerza de Kurita que venía por el estrecho de Tablas y luego atacar las fuerzas de transporte estadounidenses.
Nishimura estaba al tanto de las fuerzas a las que iba a enfrentar y confiaba en el factor sorpresa y en la ventaja del combate nocturno. Los japoneses estaba muy bien entrenados en el combate nocturno, siendo esta su única ventaja.
La noche del 24 de octubre de 1944, la fuerza japonesa se internó en el estrecho de Surigao y fue casi de inmediato detectada por lanchas torpederas estadounidenses PT. Las lanchas PT intentaron atacar, pero fueron rechazadas con varios daños.
El factor sorpresa se había perdido para los japoneses, pero incomprensiblemente Nishimura prosiguió su marcha suicida.
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Hacia las 03:00 horas, la fuerza de Nishimura convergió en la perpendicular de la fuerza estadounidense del comandante Oldendorf a la salida del estrecho. Los japoneses detectaron la línea perpendicular estadounidense y procedieron a tomar posición para lanzar sus torpedos.
El comandante Oldendorf se adelantó y mandó por delante un ataque de su fuerza de destructores, que resultó devastadora para Nishimura. Los destructores americanos se adelantaron a la fuerza japonesa y realizaron un ataque con torpedos enviando un abanico de ellos.
Esto resultó fatal para el acorazado japonés Fusō, que fue alcanzado por torpedos en el centro de su eslora y se separó de la línea gravemente dañado y dando vueltas en círculo envuelto en llamas. El Fuso ardía furiosamente en su sección media y repentinamente una formidable explosión lo partió en dos hundiéndose.
Los destructores japoneses, que se habían adelantado para pasar al ataque con torpedos, fueron alcanzados por el abanico de torpedos estadounidenses. Como resultado de esto, el Misishio resultó tocado por dos torpedos y quedó inmóvil en el agua, el Asagumo perdió la proa y se fue a pique, mientras que el Yamagumo fue alcanzado por tres torpedos y prácticamente voló hecho pedazos.
El destructor Shigure junto con el crucero Mogami que estaban en la cola de la formación de avanzada japonesa viraron en redondo y alcanzaron a peinar las estelas de los torpedos estadounidenses salvándose de ese ataque. A las 3:50 horas, los cruceros y acorazados estadounidenses empezaron el cañoneo guiado por radar y se centraron en las siluetas más grandes que tenían. Uno de los destructores, el USS Albert W. Grant fue tomado como blanco cuando se disponía a atacar al malogrado Fuso y fue cañoneado reiteradamente. Antes de ser remolcado como ruina flotante por otro destructor, tuvo 50 bajas.
El acorazado japonés Yamashiro resultó alcanzado por un torpedo pero siguió avanzando, aunque un nuevo ataque del USS Killen rebajó su velocidad.
Hacia las 04:04 horas, el Yamashiro recibió el impacto de nuevos torpedos mientras se debatía entre enormes columnas de agua y lentamente se fue quedando sin propulsión, justo cuando se emplazaba para contestar el fuego de los acorazados estadounidenses. Fue rematado a cañonazos en un verdadero bombardeo de cañones de gran calibre, hundiéndose a eso de las 04:20 horas.
Solo quedaba el Mogami como blanco de mayor tamaño, que intentó escabullirse de la cacería de la cual era objeto; sin embargo, una salva de 8 pulgadas destruyó el puente y mató a los veteranos oficiales de este y salió maltrecho del estrecho en la amanecida, con grandes daños en su sección media.
En este instante de la batalla, a eso de las 4:30 horas, ingresaba al escenario de esta la fuerza del almirante Shima. Esta fuerza solo consiguió embestir al Nachi.
Shima alcanzó el punto donde estaban los restos de los acorazados japoneses y presenció al Fuso partido en dos partes, flotando en la superficie. Este asumió de que eran los dos grandes navíos de Nishimura.
Shima y sus observadores en ese momento, divisaron una columna al frente y Shima ordenó un ataque con torpedos. Dio la vuelta y se retiró cautamente. El ataque resultó ser vano, pues la columna avistada resultó solo ser un grupo de islotes que fueron confundidos con una línea enemiga. No obstante, la fuerza de Shima ya era el próximo objetivo estadounidense.
La fuerza de Oldendorf ya había detectado a dicha fuerza y se movilizaba para atacarla cuando recibió la noticia del ataque de Kurita en el mar de Sámar y recibió la orden de dar la vuelta; de este modo la fuerza de Shima escapó de la misma suerte que Nishimura.
El Mogami resistió los graves daños hasta bien amanecido el 25 de octubre solo para ser atacado por aviones estadounidenses, logrando derribar algunos de sus agresores, hasta ser convertido en una ruina flotante sin propulsión.
Posteriormente su valerosa tripulación fue transferida a un destructor, el mismo destructor de salvamento hundió al crucero japonés en el mar de Mindanao para evitar su captura. Sus restos descansan en la fosa de Mindanao, a más de 5 km de profundidad. Los japoneses perdieron en esta fase de la batalla del golfo de Leyte unos 5000 hombres.
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