La batalla de Covadonga tuvo lugar en el año 718 o en el 722 en Covadonga (España), un paraje próximo a Cangas de Onís (Asturias), entre los astures, de origen celta, que poblaban las zonas montañosas de Asturias; y las tropas de al-Ándalus, que resultaron derrotadas. Algunos autores han considerado esta acción bélica como el inicio de la Reconquista, pero esta visión ha sido ampliamente cuestionada, ya que el «episodio de Covadonga» , según otros historiadores, sería una continuación de las rebeliones que los astures habían mantenido en los siglos anteriores contra la Monarquía visigoda; y, para otros, como José Luis Corral, profesor de Historia medieval en la Universidad de Zaragoza, la Batalla de Covadonga nunca existió y atribuye su invención a la corte de cronistas del rey Alfonso III, quien tuvo muchos problemas para la continuidad de su reino en las fechas cercanas al año 900, unos 150 años después de la supuesta batalla, de la que no hay documentos musulmanes ni cristianos del siglo VIII. Así, según Luis Agustín García Moreno, la «escaramuza de Covadonga» «señalaría el triunfo local de la rebelión y el afianzamiento del caudillaje carismático de Pelayo, así como de la alianza entre los visigodos refugiados y la aristocracia indígena». Un punto de vista similar es el que ha sostenido Julio Valdeón. Más recientemente Eduardo Manzano Moreno ha cuestionado incluso que Pelayo fuera un noble visigodo.
Las crónicas árabes restaron importancia al acontecimiento —«un cronista musulmán tardío, al-Maqqari, afirma que las huestes de Alqama decidieron retirarse de las montañas astures porque al fin y al cabo allí sólo había "treinta asnos salvajes", por lo que se preguntaron "¿qué daño pueden hacernos?"»—, mientras que los cristianos más adelante lo magnificaron «llegando a considerarlo algunos eclesiásticos próximos a la corte, años más tarde, nada menos que el punto de partida de "la salvación de Hispania"».
Tras la caída del reino visigodo, el bereber Otman ben Neza, conocido por los cristianos como Munuza, fue nombrado valí del tercio noroccidental de la península. Su autoridad fue desafiada por algunos dirigentes astures que, reunidos en Cangas de Onís en 718 encabezados por Pelayo, decidieron rebelarse negándose a pagar impuestos exigidos, el jaray y el yizia. Tras algunas acciones de castigo a cargo de tropas árabes locales, Munuza solicitó la intervención de refuerzos desde Córdoba. Aunque se restó importancia a lo que estaba sucediendo en el extremo ibérico, el valí Ambasa envió al mando de Al Qama un cuerpo expedicionario, acompañado por el obispo Oppas.
Pelayo esperó a los musulmanes en un lugar estratégico, como el angosto valle de Cangas de los Picos de Europa cuyo fondo cierra el monte Auseva, donde un atacante ordenado no dispone de espacio para maniobrar y pierde la eficacia que el número y la organización podrían otorgarle. El enfrentamiento se produjo en la cueva de Covadonga, en el año 722 (718 para otros historiadores), y se saldó con la completa derrota de los sarracenos. Se desconocen las dimensiones exactas del ejército de Pelayo (aunque las crónicas hablan de 300 hombres ) o el de Al Qama, aunque los recientes descubrimientos arqueológicos hacen pensar que las fuerzas cristianas de la región eran de varios miles y que la rebelión de Pelayo y, consecuentemente, las tropas musulmanas de Al Qama, eran de una entidad tal que no cabría calificar al enfrentamiento de escaramuza. La cuestión es que las tropas sarracenas fueron diezmadas, obligando a Munuza a escapar de Gijón, donde se hallaba en ese momento. Al Qama halló la muerte en este lance, mientras que sus fuerzas sufrieron grandes pérdidas en su desordenada huida, al caer sobre ellos una ladera debido a un desprendimiento de tierras, probablemente provocado, cerca de Cosgaya en Cantabria.
La Batalla de Covadonga supuso la primera victoria de un contingente rebelde contra las fuerzas musulmanas. Tuvo una amplia difusión en la historiografía posterior como detonante del establecimiento de una insurrección organizada que desembocaría en la fundación, en principio, del reino independiente de Asturias, y de otros reinos cristianos.
Según la recopilación del cronista Al Maqqari (Tremecén, 1578-El Cairo, 1632):
Según las crónicas de Alfonso III, Crónica de Albelda, datada en el año 881:
Hoy en día existen dos opiniones sobre el año en el que tuvo lugar la Batalla de Covadonga. Claudio Sánchez-Albornoz la situó durante el valiato de Ambasa, en el 722 d. C., pero estudiosos actuales, como Julia Montenegro y Arcadio del Castillo, sostienen que tuvo lugar durante el gobierno de Al-Hurr, en el 718.
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