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Ayuno en el cristianismo



Se llama ayuno en el cristianismo a la práctica del ayuno observada en varias denominaciones cristianas. En algunas no es una práctica exigida, por ser considerada una observancia externa, en cuyo caso se permite a los creyentes practicarlo individualmente por voluntad propia.

Debido a que el cristianismo proviene de forma directa del judaísmo, el ayuno cristiano comparte muchas características con el ayuno judío. Se puede encontrar numerosas referencias del ayuno judío en la Biblia hebrea (Antiguo Testamento).[1]

El “ayuno aceptable” es discutido en el libro de Isaías, 58:3-7. En esencia, representa la aflicción del alma causada por el no satisfacer las necesidades o deseos de la carne.

Algunos ejemplos mencionados en el AT:

En el cristianismo primitivo, la práctica del ayuno era bastante habitual, como reportan el Libro de los Hechos y algunas epístolas del Nuevo Testamento.

Algunas menciones en el NT:

La ley de ayuno requiere que el Católico desde los 18 hasta los 59 años reduzca la cantidad de comida usual. La Iglesia define esto como una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad. Este ayuno es obligatorio el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. El ayuno se rompe si se come entre comidas o se toma algún líquido que es considerado comida ( batidos, pero no leche ). Bebidas alcohólicas no rompen el ayuno; pero parecieran contrarias al espíritu de hacer penitencia.

[Aciprensa 1]

De similar manera, la iglesia ortodoxa etíope practica un ayuno parcial donde el practicante se abstiene de carne y leche; este ayuno toma lugar en ciertas ocasiones del año y suele durar algunas semanas.[cita requerida]

Muchas congregaciones evangélicas creen en el ayuno (sea parcial o total) como una herramienta espiritual que ayuda para varios fines: sanar a un enfermo o a un endemoniado, romper alguna «atadura» (vencer malos hábitos y adicciones como el juego o el alcohol), interceder para que una persona cercana (un hijo, un padre o un amigo) con problemas de conducta se acerque a Dios, mantener bajo control los apetitos y deseos carnales resaltando lo espiritual, o superar obstáculos (por ejemplo, conseguir trabajo).[2]​ Para algunas de estas congregaciones, el ayuno por sí solo no logra todas estas cosas, sino que se requiere además de esfuerzo personal, disciplina, fe y corazón dispuesto.[3]


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