La avellana es el fruto de tipo nuez del avellano (Corylus avellana), un árbol de Eurasia. Etimológicamente proviene del latín nux abellana, «fruto seco o nuez de Avella», pueblo de la provincia italiana de Avellino. Tiene forma esferoidal, con un diámetro aproximado de 10 a 15 mm. Está formada por una cáscara fibrosa externa que rodea una cubierta lisa en la que se aloja la semilla. La cáscara fibrosa se seca durante la maduración.
El núcleo de la semilla es comestible como fruto seco, usándose tanto en crudo como cocinado (entero o en pasta). La piel oscura que recubre la semilla tiene sabor amargo por lo que en ocasiones se retira para el consumo.
También se obtiene de la avellana un aceite de sabor fuerte y característico que es de uso alimentario.
Las avellanas se utilizan con profusión en confitería, garrapiñadas o mezcladas con chocolate. Es uno de los principales ingredientes de las cremas untables de cacao o similares, como Nutella, Nocilla o Duvalín. La pasta de avellanas es uno de los principales ingredientes de los torts vieneses.
Los avellanos pertenecen a la familia de las Betulaceae y al género Corylus. Necesitan de un clima Templado, pero húmedo, para crecer sin problemas.
Es originaria de Ponto en Asia Menor. Se tiene constancia que ya se consumía en Mesopotamia, en el Neolítico, porque se han encontrado dibujos y restos en las cuevas. Los griegos se la llevaron a Grecia y de ahí se extendió a otros países donde las características climatológicas eran propicias para el crecimiento de la planta como, por ejemplo, España. En el siglo XIX aumentó espectacularmente su cultivo en este país debido a la eliminación de las hasta entonces más tradicionales viñas, debido en especial a una plaga que mermó la producción de vides, además de un avance en ese siglo en el estudio de la selección genética de la avellana. Son tan apreciadas que algunas de ellas tienen su denominación de origen como la Avellana de Reus. Los principales países productores de la avellana son Turquía, Italia, EE. UU., España, Grecia, Georgia, Armenia, China y Irán.
Las avellanas son un fruto del que se aprovecha casi todo: las cáscaras se utilizan como combustible; las hojas dan de comer al ganado; la corteza y las hojas lo utilizan los laboratorios, para fabricar Coagulante; la madera que envuelve el fruto también se aprovecha, para hacer pequeños objetos de madera.
Entre sus propiedades la avellana tiene una alta concentración en grasas: del 50 % al 60 %. Además, posee un 10 % de agua, un 5 % de sacarosa y proteínas como la cofilina. Al ser rico en magnesio, vitamina B y Vitamina E, este fruto resulta especialmente eficaz contra el envejecimiento. Fortalece el sistema nervioso. Las avellanas, que aportan unas 550 calorías por cada 100 gramos, son una fuente excelente de magnesio y cobre.
Son altamente nutritivas por su contenido de proteínas y minerales. Antiguamente eran recomendadas como remedio contra las mordeduras de animales venenosos, la cura de amibiasis, tos y uricemia. En las ceremonias matrimoniales eran consideradas como un emblema de fecundidad.
La avellana es utilizada por sus características organolépticas, además de proporcionar calcio. Es un alimento energético por su alto contenido de aceite, proteínas y carbohidratos. Es un fruto saludable, protege del riesgo de enfermedades patológicas y cardiovasculares. Es fuente natural de vitaminas E y C, y es un excelente antioxidante: disminuye la oxidación celular y el envejecimiento. Por los ácidos grasos monoinsaturados, ayuda a reducir el colesterol alto.
Comer frutos secos es saludable, pero con restricciones, por esta razón “toda la población debería consumirlos”. Sin embargo, están contraindicadas para las personas alérgicas a los frutos secos (incluyendo el cacahuete, almendras y todos los de su tipo).
Su aporte calórico es alto, por lo que hay que cuidar que la porción a consumir no supere el tamaño de un puñado o un cuarto de taza al día.
En los niños menores de cinco años, sus muelas no tienen todavía capacidad para triturar adecuadamente estos productos. Por ello, a veces son aspirados por el pulmón pasando desde la boca a las vías respiratorias en vez de pasar a la vía digestiva, que es la que conduce los alimentos hasta el estómago. En consecuencia, el fruto seco o una de sus partes va al pulmón, produciendo unas veces asfixia inmediata y en otras obstrucción e infección de una o varias zonas del pulmón. Por esa razón se recomienda que no las consuman a esa edad.
Comer frutos secos no engorda si no se consume en exceso , los frutos secos no están asociados con una mayor ganancia de peso si no se excede de la porción diaria recomendada. Pero si los frutos secos no se mastican bien, como sucede con frecuencia, no se absorbe toda la energía que pueden proporcionar. No deben añadirse como un alimento extra en la dieta, sino como sustituto de productos como bollería industrial o las patatas fritas.
Se recomienda consumir 25 avellanas al día para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Comer frutos secos cinco veces por semana reduce los infartos en un 51 %, según los expertos. Los frutos secos son beneficiosos para controlar los niveles de lípidos en la sangre, ya que contiene grasas y muchos nutrientes protectores. Se recomienda una dieta mediterránea, ya que incluye muchos frutos secos. O la dieta vegetariana, ya que muchas de las personas que la siguen, utilizan frutos secos para proveerse de proteínas.
Posee un alto valor nutricional: 16 % de proteínas y 62 % de aceites insaturados. Además, contiene significativos niveles de tiamina y niacina, y altos niveles de calcio, fósforo, magnesio y potasio.
El avellano es cultivable en terrenos húmedos, permeables y profundos con exposiciones soleadas. La avellana se produce en cantidades comerciales en el norte de Turquía, el sur de Europa y el noroeste de los Estados Unidos.
La avellana de Reus (Bajo Campo, España) tiene Denominación de Origen Protegida. También hay una gran producción de avellanas en el municipio de la misma comarca, La Selva del Campo, en la localidad castellonense de Benasal en ese mismo país, así como en el Principado de Asturias. En Chile hay unas 3000 hectáreas cultivadas.
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