Martin Luther King, Jr. fue asesinado en Memphis, Tennessee el 4 de abril de 1968.
A finales de marzo de 1968, King se dirigió a Memphis, Tennessee para apoyar a los trabajadores afro-estadounidenses de los sanitarios públicos, representando a AFSCME Local 1799. Habían estado en huelga desde el 12 de marzo para lograr aumentar sus sueldos y lograr un mejor trato. (Por ejemplo, a diferencia de los blancos, a los trabajadores afro-estadounidenses no se les pagaba cuando eran enviados a sus casas debido al mal tiempo.)
El 3 de abril, King regresó a Memphis y se dirigió a un conjunto de personas, dando el discurso titulado "I've been to the Mountaintop" ("He ido a la cima de la montaña", en español) en Mason Temple (Church of God in Christ, Inc.-World Headquarters). El avión de King se retrasó debido a que se hicieron amenazas de bombas en contra de él. En uno de sus últimos discursos antes de su asesinato, en referencia a la amenaza de bomba, King dijo lo siguiente:
Martin Luther King es abatido de un tiro en la cabeza por un francotirador mientras saluda a sus seguidores desde el balcón del motel Lorraine, acompañado por sus colaboradores entre los que se encuentra el reverendo Jesse Jackson. King, galardonado con el Premio Nobel de la Paz cuatro años antes por su labor en favor de la igualdad racial y los derechos civiles, tenía 39 años de edad. El atentado provoca estupefacción en la nación y es el inicio de graves desórdenes e incendios que se extienden a otros estados, lo que arroja un resultado de cerca de 50 muertos.
King fue hospedado en el cuarto 306 del Motel Lorraine, propiedad de Walter Bailey, en Memphis. El reverendo Ralph Abernathy, un cercano amigo y colega de King que estuvo presente en el asesinato, juró bajo juramento ante el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos que King y sus cercanos se hospedaron en el cuarto 306 en el Motel Lorraine conocido como el "King-Abernathy suite."
De acuerdo al biógrafo Taylor Branch, la autopsia de King reveló que si bien él tenía 39 años de edad, su corazón era el de una persona de 60 años, evidenciando con ello el estrés que soportó durante 13 años en el movimiento de derechos civiles.
Después del asesinato la ciudad logró llegar rápidamente a un acuerdo favorable para terminar la huelga.
Dos meses después del asesinato de King, el convicto fugitivo James Earl Ray fue capturado en el Aeropuerto de Londres-Heathrow mientras intentaba partir del Reino Unido con un pasaporte canadiense falso bajo el nombre de Ramon George Sneyd. Ray fue expedítamente extraditado a Tennessee y acusado por el homicidio de King, confesando el asesinato el 10 de marzo de 1969 (aunque se retractó de su confesión tres días después). Siguiendo el consejo de su abogado Percy Foreman, Ray aceptó declararse culpable para evitar una condena en juicio y así la posibilidad de recibir la pena capital. Ray fue sentenciado a 99 años de prisión.
Ray despidió a su abogado Foreman (desde entonces llamándolo "Percy Fourflusher") diciendo que conoció a un hombre en Montreal, Canadá, con el alias "Raoul", que estaba involucrado, como también lo estaba su hermano Johnny, pero no él mismo, afirmando posteriormente que aunque él no había "disparado personalmente a King," sí podría haber sido "parcialmente responsable sin saberlo" en la conspiración. Pasó el resto de su vida intentando (sin éxito) el retirar su declaración de culpable e intentando lograr un nuevo juicio que nunca obtuvo.
Ray junto a otros siete convictos escaparon de la prisión Brushy Mountain State Penitentiary en Petros, Tennessee el 10 de junio de 1977. Fueron recapturados el 13 de junio del mismo año y regresados a prisión. Se le agregó un año más a la condena anterior sumando un total de 100 años. Poco tiempo después, Ray testificó no ser el asesino de King ante el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos.
En 1998, el hijo de Martin Luther King, Dexter King se reunió con Ray y apoyó públicamente los esfuerzos de Ray para que obtuviera un nuevo juicio. Loyd Jowers, propietario de un restaurante en Memphis, fue llevado a la justicia civil y demandado por ser parte de una conspiración para asesinar a Martin Luther King; Jowers fue encontrado culpable, y a la familia King se le entregaron $100 dólares como indemnización, propuesto por ellos, para demostrar que su persecución no tiene que ver con una búsqueda de ganancias económicas.
El Dr. William Pepper continuó siendo abogado de James Earl Ray hasta su muerte y luego continuó en nombre de la familia King. La familia King no cree que Ray tuviera algo que ver con el homicidio de Martin Luther King.
Ray falleció en prisión el 23 de abril de 1998 a la edad de 70 años debido a complicaciones relacionadas con un riñón, y contrajo hepatitis C probablemente como resultado de una transfusión de sangre realizada después de que lo apuñalaran en Brushy Mountain State Penitentiary. También se confirmó en la autopsia que falleció debido a un fallo en el hígado.
Algunos han especulado que Ray fue utilizado como un "señuelo" (patsy), similar a lo que se ha dicho sobre el asesino de John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald. Algunos de los argumentos que pretenden sostener tales acusaciones son:
Muchos sospechan en una conspiración en el asesinato ya que ninguna de las dos pruebas separadas de balística realizadas en la Remington Gamemaster concluyeron de forma determinante que Ray fuera el asesino o siquiera que esa fuera el arma homicida.
Es más, los testigos que se encontraban alrededor de King al momento de su muerte dicen que el disparo provenía desde otro lugar, detrás de una gruesa "shrubbery" cerca del "rooming house", y no desde la "rooming house shrubbery" (que fue cortada de una forma inexplicable en los días que siguieron al asesinato). En una entrevista realizada de abril a junio de 1977 por James McKinley para la revista Playboy se le confrontó a que gastó en viajes casi 10 000 dólares y recorrió 20.000 millas en los dos meses posteriores al asesinato de King Jr. Ray declaró que era dinero de Raoul. Según Ray, Raoul sería un personaje de origen latinoamericano, sin definir de qué país provenía. El abogado de Ray, Percy Foreman, comentó que el personaje Raoul era una invención de Ray para alimentar las teorías de conspiración.
En los dos meses entre el asesinato de Martin Luther King y su captura viajó por diferentes países entre Canadá, Portugal, Sudáfrica. Fue capturado en aeropuerto Heathrow de Londres empleando un pasaporte canadiense falso, cuando se encontraba en camino a Rodesia (que entonces practicaba la segregación racial).
En 1977 en el marco de la entrevista para Playboy, Ray se sometió al detector de mentiras. En el intervalo había tratado de escapar de prisión, siendo recapturado. Para los expertos del análisis del polígrafo hecho a Ray, este asesinó a King.
En 1997, el hijo de Martin Luther King, Dexter King se reunió con Ray y apoyó públicamente los esfuerzos de Ray para que obtuviera un nuevo juicio.
En 1999 la viuda de King, Coretta Scott King, junto al resto de la familia de King, ganaron un juicio civil por muerte equivocada contra Loyd Jowers y "otros co-conspiradores desconocidos". Jowers afirma que recibió 100 000 USD para arreglar la muerte de King. El jurado, compuesto por seis blancos y seis negros encontró a Jowers culpable y que "agencias del gobierno formaron parte" en el plan de asesinato. William F. Pepper representó a la familia King en el juicio.
El biógrafo de King, David Garrow, está en desacuerdo con las alegaciones de William F. Pepper, en las cuales el gobierno habría asesinado a King. Gerald Posner, escritor sobre el asesinato de King, apoya a Garrow.
En 2000, el Departamento de Justicia de Estados Unidos completó la investigación sobre las afirmaciones de Jowers, pero no encontró evidencia que respaldara las alegaciones sobre una conspiración. El informe de la investigación recomienda que no se hagan nuevas investigaciones a menos que se presenten nuevos hechos confiables.
El 6 de abril de 2002, el New York Times reportó que un ministro de una iglesia, el reverendo Ronald Denton Wilson, afirmaba que su padre, Henry Clay Wilson —y no James Earl Ray— era el asesino de Martin Luther King Jr. Declaró que: "No fue una cosa racista, él pensó que Martin Luther King estaba conectado con el comunismo, y quería quitarlo del camino."
En 2004, Jesse Jackson, que se encontraba con King al momento de su muerte, dijo:
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