Hermanos de Plymouth (en inglés, Brethren of Plymouth), Hermanos abiertos o Asambleas de hermanos son algunos de los nombres con que se conoce el movimiento congregacionista protestante surgido en Irlanda hacia 1826 como respuesta, a su juicio, a la creciente ritualización del anglicanismo.
En 1831 pasó a Inglaterra –principalmente a Plymouth, Bristol y Londres– y otras áreas del continente:
Se caracteriza por la fraternidad entre sus miembros, el estudio literal de la Biblia, la insistencia en la absoluta necesidad de «nacer de nuevo» (Jn. 3:3), la vuelta a los principios del cristianismo primitivo, el sacerdocio de todos los creyentes o la autonomía de las pequeñas asambleas locales, regidas por un «consejo de ancianos».
Las profundas divergencias entre John Nelson Darby y Benjamin Wills Newton provocarán la escisión del movimiento en «darbystas» (Exclusive Brethren) y «plymutistas» (Open Brethren) en 1848.
Son conocidos por su defensa de una vida sencilla, su honradez y su rechazo del consumismo.
Desde el triunfo de la Reforma en Inglaterra y Escocia, numerosas publicaciones británicas se hacen eco del enérgico acoso inquisitorial al protestantismo en España.
Así, Robert Cleaver Chapman, uno de los iniciadores de las Asambleas en Inglaterra, decide recorrer el país en 1838. Tras esta primera toma de contacto, vuelve a España en 1863, donde permanece esta vez hasta 1865.
De todas formas, no es hasta el derrocamiento de Isabel II en 1868 cuando se produce la creciente llegada de misioneros, cabiendo destacar a Rosetta Levason en 1869 o Mary Elisa Taylor, J. Wigstone y Tomas Blamire en 1873, entre otros. Se instalan inicialmente en Barcelona y Madrid, pasando a partir de 1875 a Galicia, de donde se extienden a zonas de Andalucía y Castilla, con comunidades estables como las de Linares (Jaén) y Toral de los Guzmanes (León). En 1924 lo hace Ernest Trenchard, que reside en España durante cuarenta y seis años.
En la guerra civil española y muy especialmente el primer franquismo, buena parte de estos misioneros se ven obligados a abandonar el país teniendo que dejar las congregaciones en manos de «ancianos» y «obreros» españoles que mantienen todo «tal y como lo habían dejado los ingleses» hasta que se les permite regresar a finales de los años 70.
Las Asambleas de hermanos se convirtieron en una de las denominaciones evangélicas que cuentan con más iglesias en España. Se considera que existen al menos doscientas comunidades y más de diez mil miembros distribuidos por todo el territorio nacional, si bien presentan una mayor concentración en Barcelona, Madrid, Andalucía y Galicia.
Pese a que siempre se han distinguido por la autonomía e independencia de sus comunidades, en marzo de 2004 se creó la Coordinadora de Asambleas de Hermanos de España (COAHES) como una entidad no jerarquizada que sirviese de enlace entre aquellas asambleas que lo desearan a fin de realizar tareas y proyectos conjuntos.
Como la casi totalidad de los protestantes, creen en la Biblia evangélica como única norma de fe y práctica cristianas. Cada creyente la interpreta de manera personal, bajo la inspiración del Espíritu Santo.
Se oponen al bautismo de párvulos, si bien reconocen que existen precedentes bíblicos como el de «una mujer llamada Lidia, […] de la ciudad de Tiatira, […] bautizada, junto con su familia» (Hch. 16:15). Se realiza por inmersión total en agua. Tanto este como la denominada «Mesa del Señor» (eucaristía) son considerados «ordenanzas», es decir, prácticas o ceremonias establecidas por Jesús, sin valor sacramental alguno.
Pese a su negación de la figura del ministro religioso, creen que el Espíritu Santo confiere a ciertos individuos determinados dones para desempeñar tareas pastorales. Los que se dedican exclusivamente a estas tienen derecho a su sostenimiento por medio de las ofrendas libres y no demandadas de los fieles.
El culto dominical es enormemente sencillo, cifrado en la lectura de la Biblia, la oración espontánea, la predicación y la celebración de la «Mesa del Señor» con carácter meramente simbólico y bajo las dos especies. Los asistentes permanecen todo el tiempo sentados. Como la mayoría de denominaciones cristianas, dan mucha importancia al canto religioso, acompañado de distintos instrumentos musicales. Las mujeres solían llevar velo (1 Co. 11:5-6), aunque es una práctica en claro retroceso. En este sentido, el papel de la mujer ha ido ganando en relevancia durante los últimos años, aunque por la propia autonomía de cada comunidad, en las Asambleas de Hermanos no hay un patrón único en este ámbito. Tradicionalmente, han evitado el uso de cruces tanto dentro como fuera de sus lugares de culto, considerando que, a medida que se centra la atención en Cristo y la Palabra de Dios, un espacio sin adornos resulta más efectivo. Tampoco otros elementos como vidrieras o cuadros han sido normalmente destinados para sus salas de reuniones, si bien, en las últimas décadas, algunas comunidades han abandonado en parte esta postura.
Las graves desavenencias entre Benjamin Wills Newton y John Nelson Darby tenían que ver con varias cuestiones:
No obstante, será su forma de relacionarse con el resto de la Humanidad la que provoque la escisión del grupo originario (1848) en «darbystas» (Exclusive Brethren) –no admiten trato alguno con el exterior, salvo el estrictamente necesario– y «plymutistas» (Open Brethren) –aceptan relacionarse con personas ajenas al movimiento, en tanto no se opongan activamente al mismo–, fragmentados a su vez en numerosas subdivisiones.
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