Arte psicodélico o arte lisérgico es el arte inspirado por la experiencia inducida por drogas alucinógenas como el LSD, el peyote u otras. El término "lisérgico" hace referencia a la denominación química del LSD. El término "psicodélico" fue acuñado por el psicólogo británico Humphry Osmond y significa "manifestando el alma".
El arte psicodélico se ha dado en la literatura, la música y las artes visuales.
Todos los esfuerzos artísticos por proyectar el mundo interior de la psiquis pueden ser considerados "psicodélicos"; pero en el uso habitual, así como en la bibliografía especializada, las expresiones "arte psicodélico" o "lisérgico" se refieren concretamente al movimiento artístico de la contracultura de los años sesenta del siglo XX. Posteriormente hubo una revitalización del uso de drogas con fines artísticos por el movimiento rave, ayudado por las nuevas tecnologías de la computación, en la última década del siglo.
Las artes visuales psicodélicas se dieron paralelamente y, en cierta medida, subordinadas a la música psicodélica, especialmente la música pop, que fue la más difundida socialmente. Pósters de conciertos, portadas de discos, shows de luces, murales, cómics, fanzines (periódicos underground) y medios semejantes se usaron para reflejar los patrones caleidoscópicos de las alucinaciones lisérgicas, que recibían todo tipo de interpretaciones en clave de sentimientos sociales, políticos y espirituales revolucionarios inspirados por esos estados alterados de conciencia.
También el cine experimentó con las imágenes divulgadas por la psicodelia, incluso en producciones de amplia difusión, como 2001, una odisea en el espacio (1968), donde hay una escena de varios minutos en que únicamente se proyectan radialmente luces de colores; o los curiosos títulos de crédito del comienzo de las películas de James Bond.
Se puede considerar arte psicodélico el que intenta reflejar estados alterados de conciencia, usualmente producidos por el uso de sustancias psicodélicas, o el que está influido estéticamente por estos. Así pues, habría que tomar en cuenta el uso de sustancias psicodélicas, como hongos alucinógenos, peyote o ayahuasca, por parte de múltiples culturas alrededor del mundo.
Más claramente, se dieron casos en los movimientos modernistas del arte en los que algunos artistas usaban drogas psicodélicas como fuente de inspiración. Un claro antecesor del arte psicodélico fue el movimiento surrealista en su intento de reflejar y crear imágenes y experiencias fantásticas y alucinatorias. Así, también los surrealistas cultivaron una especial atención a los sueños inspirados en el psicoanálisis freudiano.
Específicamente, está el caso del pionero del automatismo, el francés André Masson, el cual a veces trabajaba sometido al influjo de drogas alucinógenas. Por otro lado, Antonin Artaud ("Viaje a la tierra de los Tarahumara" 1937) y Henri Michaux ("Milagro miserable", 1956) escribieron tratados sobre sus experiencias con substancias como el peyote y el hachís. En la ensayística y en la literatura destaca inmensamente la figura de Aldous Huxley, el cual, en escritos como "Las puertas de la percepción" y "Cielo e infierno" dejó un legado profundo sobre la experiencia psicodélica.
Experimentación psicodélica artística explícita con el LSD fue conducida en un marco clínico por el psiquiatra de Los Angeles Oscar Janiger. En 1959, propuso a un grupo de 50 artistas gráficos que hicieran primero una pintura sin la influencia de substancias psicodélicas y después otra bajo los efectos del LSD. Las pinturas fueron comparadas por Janiger y también por los artistas. Éstos, casi unánimemente, reportaron que el LSD había contribuido a su creatividad.:)
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