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Artajerjes III Oco



Artajerjes III Oco, en persa antiguo Artaxšaçrā, (425 a. C. - 338 a. C.) fue un rey aqueménida que gobernó el Imperio persa desde el año 358 a. C. y Egipto desde el 343.[1]

Hijo y sucesor de Artajerjes II y su esposa Estatira, poco después de ascender al trono mató a muchos de sus parientes, para proteger a Persia de posibles guerras civiles. En 343 a. C. Artajerjes avanzó con su ejército hacia el oeste, arrasó Sidón, derrotó a Nectanebo II de Egipto, e hizo que el país volviera a ser una satrapía persa al convertirse en el primer faraón de la trigésima primer dinastía.[2]

Según Diodoro Sículo, Artajerjes fue asesinado en 338 a. C. por su visir, Bagoas, aunque el dato se contradice con textos cuneiformes existentes.[3]

Darío, el mayor de los hijos de Artajerjes II, participó en una conspiración para asesinar a su padre, que escapó de ella. Darío fue ejecutado y se nombró heredero a Ariaspes, un príncipe tranquilo y popular.[4]​ Pronto los conspiradores, entre los que se encontraba el tercer hijo del rey, Ocos, y el comandante de la guardia real Tiribazus, convencieron a Ariaspes de que el rey sospechaba de él, y se suicidó.[4]​ El siguiente heredero fue Arsames, asesinado también. En el año 358 a. C. Artajerjes II murió y Ocos fue nombrado Sah adoptando el nombre de Artajerjes III. Su primera orden fue la ejecución del resto de sus hermanos, para asegurarse el trono.[4]​ Durante todo su reinado practicó una política de terror.

El mismo año 358 organizó una campaña contra los rebeldes cadusis, sometiéndolos. Más tarde ordenó a las distintas satrapías de Asia Menor desmovilizar a todos los mercenarios griegos de los ejércitos. La orden afectó a guerreros eficaces y muchos griegos fueron devueltos a Atenas y a Esparta. Artabazo II se negó a obedecer, pidió ayuda a Atenas y se rebeló. Atenas y Orontes I, sátrapa de Armenia, enviaron ayuda a Sardes, y consiguieron derrotar al ejército persa en el 354 a. C., aunque fueron vencidos por Artajerjes el año siguiente. Orontes fue perdonado pero Artabazo tuvo que exiliarse, buscando refugio en la corte de Filipo II de Macedonia.

Cerca del 351 a. C. Artajerjes emprendió una campaña para recuperar Egipto, que se había rebelado durante el reinado de su padre. Al frente de un gran ejército se enfrentó a Nectanebo II, pero este recibió la ayuda de los generales griegos Diofanto y Lamio e infligió una derrota a los persas. A la vez estalló una rebelión apoyada por Tebas en Asia Menor, y Artajerjes tuvo que retirarse.

Tras esta derrota los gobernantes de Fenicia, Asia Menor y Chipre declararon su independencia. En el 343 a. C. Artajerjes confió la campaña contra los rebeldes chipriotas al príncipe Idrieus de Caria, que al frente de 8.000 mercenarios griegos dirigidos por el ateniense Focio y por Evagoras, hijo del anterior monarca de Chipre, que aplastaron la revuelta.

Artajerjes inició una contraofensiva contra Sidón delegando en Belysis y Mazaeo, sátrapas de Siria y Cilicia, para invadir la ciudad y derrotar a los fenicios. Tabnit II, rey de Sidón, ayudado por 40.000 mercenarios griegos que le envió Nectanebo II bajo las órdenes de Mentor de Rodas, expulsó a los persas de Fenicia, así que Artajerjes procedió contra Sidón en persona al frente de 330.000 hombres. El avance de las tropas provocó la defección de Mentor que se pasó al ejército persa; atemorizado, Tabnit intentó comprar su perdón entregando cien de los ciudadanos principales de Sidon al rey persa. Artajerjes los alanceó, y cuando 500 más salieron a suplicar hizo lo mismo. Sidón fue arrasado, Tabnit asesinado, y los ciudadanos supervivientes fueron enviados como esclavos a Babilonia y Susa.[2]

Tras acabar con las rebeliones, Artajerjes reunió en el 343 a. C. un ejército compuesto sus 330.000 asiáticos, 14.000 griegos enviados por las ciudades griegas del Asia Menor, 4.000 mercenarios de Mentor (las tropas egipcias con las que había ayudado a Tabnit de Sidón), 3.000 guerreros enviados por Argos y 1000 por Tebas. Los dividió en tres cuerpos y colocó al frente de cada uno a un persa y un griego: los comandantes griegos eran Lacrates de Tebas, Mentor de Rodas y Nicostrato de Argos, y los persas eran Rosaces, Aristazano y Bagoas, el jefe de los eunucos.[2]

Nectanebo II resistió con un ejército de 100.000 hombres, 20.000 de los cuales eran mercenarios griegos, y ocupó el Nilo y varios de sus brazos con su marina de guerra. El carácter del país, cruzado por numerosos canales y lleno de ciudades muy fortificadas, estaba en su favor y podría haber presentado una gran resistencia, pero carecía tanto de buenos generales como de dotes de mando y sufrió una derrota en Pelusio huyendo a Memfis y abandonando las ciudades a la defensa de sus guarniciones. Estas eran una mezcla de griegos y egipcios entre los que los persas sembraron fácilmente la discordia conquistando rápidamente las ciudades del Bajo Egipto, y avanzaban sobre Menfis cuando Nectanebo abandonó el país y se refugió en Napata, Nubia.[5]​ Todo Egipto se sometió a Artajerjes, que demolió las murallas de las ciudades, saqueó los templos, y repartió un rico botín entre sus mercenarios y él mismo. Antes de su regreso, nombró sátrapa a Ferendares. Hay indicios de una segunda campaña en el 341 a. C. en la que Persia se anexionó el sur de Egipto.

Egipto formó parte del Imperio persa hasta su conquista por Alejandro Magno en el 332 a. C.

Después de la conquista de Egipto no hubo más rebeliones en el Imperio. Mmentor y Bagoas, los dos generales que más se habían distinguido en la campaña de Egipto fueron elevados a puestos de gobierno: Mentor, se convirtió en gobernador de la zona litoral asiática, y sometió con éxito a los distintos cabecillas que se habían independizado. Bagoas fue a la capital con Artajerjes y se convirtió en la figura principal de la administración interna, y mantuvo la tranquilidad en el resto del Imperio. Durante los seis años del reinado de Artajerjes el imperio persa tuvo un gobierno fuerte y acertado.

El éxito en Egipto trajo un nuevo sentido del renacimiento al imperio, haciendo notar su poder a los países vecinos. Las fuerzas persas en Jonia y Licia recuperaron el control del Egeo y Mediterráneo y asumieron el control de muchas de las islas que habían pertenecido a Atenas, por lo que Isócrates de Atenas comenzó a predicar una cruzada contra los bárbaros, llamamiento si éxito porque ninguna de las ciudades-estado eran lo suficientemente fuertes. En el 341 a. C. Artajerjes volvió a Babilonia, en donde construyó una gran Apadana (sala de audiencias) cuya descripción nos legó Diodoro.

Además de la construcción de la Apadama de Babilonia hay evidencias de que siguió una política de renovación arquitectónica en Persépolis, política que quedó inacabada debido a su temprana muerte. Una de sus construcciones en Persepolis fue la Sala de las treinta y dos columnas, cuyo destino es desconocido. El Camino del ejército y la Puerta inacabada, que llevaban a la Puerta de todas las naciones y a la Sala de las cien columnas son restos de sus construcciones en Persépolis.

La escalera y las figuras talladas que adornaban el ala izquierda del Palacio de Tachara también fueron agregadas durante su reinado. Su tumba fue excavada en la montaña detrás de la plataforma de Persepolis, junto a la de su padre.

Era hijo de Artajerjes II y de Estatira. Artajerjes II tuvo más de 115 hijos de muchas esposas, pero algunos de los hermanos de Oco más conocidos fueron los príncipes Arsames, Ocha, Darío y Ariaspes, y las princesas Apama, Rodogune y Sisygambis.

Contrajo matrimonio con Atossa, y tuvo dos hijos: Arsés que fue su heredero con el nombre de Artajerjes IV y la princesa Parysatis.





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