La arquitectura barroca novohispana es la denominación historiográfica dada a la arquitectura construida en el territorio del virreinato de Nueva España —actuales México, parte de EE.UU., Guatemala, Belice, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y Guadalupe— entre finales del siglo XVI y mediados del siglo XVIII, que estílisticamente puede asimilarse a la arquitectura barroca desarrollada en España. A veces se utiliza la expresión barroco colonial.
Proveniente de la palabra portuguesa barrueco,que significa impuro, abigarrado, extravagante, osado, el ejemplo más impactante del arte barroco novohispano se encuentra en la arquitectura religiosa, en la que los artesanos indígenas le dieron un carácter único, con una interpretación extremadamente expresiva del churrigueresco. Aún más que en su equivalente español, el barroco americano se desarrolló como un estilo de decoración del estuco.
Las principales obras del barroco novohispano son:
Iglesia de Santa Prisca en Taxco, churrigueresco mexicano
Patio central del palacio de gobierno Michoacán
Capilla del Rosario en la Iglesia de Santo Domingo, Puebla
Ex-Convento de San Agustín en Querétaro
El barroco llegó a la Nueva España de mano de algunos arquitectos españoles que realizaron trabajos en las principales ciudades virreinales, en especial en la Ciudad de México, y también de arquitectos novohispanos.
Jerónimo de Balbás (Zamora, ca. 1680 - Ciudad de México, 1748), que se había formado con José de Churriguera, llegó a la Nueva España y a partir de 1718 comenzó a trabajar en el retablo de los Reyes de la catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Concluyó el trabajo en 1725 (aunque no fue dorado hasta 1735 y estrenado en 1737). La complejidad de esta pieza, realizada en madera de cedro blanco y ayacahuite pandorada, tiene su origen en su adecuación a la planta de la capilla. Mide 25 metros de altura, 13,75 m de ancho y 7,5 m de profundidad, debido a estas dimensiones es conocido como «la cueva dorada». Verticalmente se divide en tres calles separadas por estípites, con dos lienzos de Juan Rodríguez Juárez en la central y en las laterales varias hornacinas. Como remate de todo el conjunto, Balbás diseñó una media bóveda doble. Es la obra churrigueresca más antigua de México. Balbás también trabajó en el retablo de la capilla de la Orden Tercera (convento de San Francisco, 1732) y en los retablos de la misma catedral capitalina del altar mayor o Ciprés y del Perdón — acabado en pan de oro, y que representa el primer uso del estípite en las Américas, en el cual, las columnas representan el cuerpo humano— (terminados en 1736), y en la misma ciudad dirigió la construcción del Templo de San Fernando hasta su muerte en 1748.
Lorenzo Rodríguez (Guadix, 1704 - Ciudad de México, 1774) llegó a la Nueva España en 1731, donde trabajó como arquitecto, no sin antes acreditar sus conocimientos, adquiriendo el título de maestro del gremio de arquitectos en 1740. Se convertiría en Vehedor dentro del citado gremio. Su aprendiz más destacado fue el novohispano Francisco Antonio de Guerrero y Torres (Villa de Guadalupe, 1727 - Ciudad de México, 1792).
De la producción mexicana de Lorenzo Rodriguez en la Ciudad de México hay que destacar la fachada del antiguo colegio jesuita de San Ildefonso (1740), el Sagrario de la catedral Metropolitana de México (1749-1762), el palacio de los Condes de San Bartolomé de Xala (Venustiano Carranza), el palacio de los Marqueses del Valle de Oaxaca, sobre lo que fuera el palacio de Moctezuma (Tacuba, esquina con Isabel la Católica), el palacio de los Condes de Rábago (hoy sede de la Academia Mexicana de la Historia), la fachada del Antiguo Colegio de San Ildefonso (calle de San Ildefonso), la capilla de la Balvanera del templo de San Francisco, la capilla del Rosario de la iglesia de Santo Domingo (hoy desaparecida), el Hospital de Pobres y Convalecientes de Nuestra Señora de Belén (en la esquina de las calles Tacuba y Bolívar) y la fachada de la capilla del Colegio de las Vizcaínas.
Fachada del Antiguo Colegio de San Ildefonso, hoy sede del Museo de la Luz
Fachada del Sagrario de la catedral Metropolitana de México (1749-1760)]
Pedro de Arrieta (n. Real de Minas de Pachuca ? – f. Ciudad de México; 1738), fue el principal arquitecto de la primera mitad del siglo XVIII. Aunque no se sabe con certeza si nació en América o Europa, desarrolló toda su labor en la Nueva España. En 1691 obtuvo el título de maestro y en 1720 fue ascendido a Maestro Major de la Cathedral y del Reyno. Fue también arquitecto de la Inquisición. Entre sus obras destacan:
Colegiata de Guadalupe (1695-1709)
Puente de San Juan del Río (1711)
Templo de la Profesa (1714-1720)
Ex Templo de Corpus Christi (1720-1724)
Parroquia de San Miguel Arcángel
Templo de Santo Domingo
Palacio de la Santa Inquisición (1733-1737)
Templo de Santa Teresa la Nueva
Capilla de Animas
Iglesia de la asunción de Apan
El otro arquitecto destacado en la capital fue Miguel Custodio Durán (1680-1746), un novohispano nacido en la misma, autor de los templos de San Juan de Dios (1729), del monasterio de San Lázaro y de La Regina. En San Juan de Dios desarrolla la idea del retablo fachada incorporada a un muro hornacina, coronado con una gran venera. Esta idea tenía su antecedente en San Cristóbal de Mérida del Yucatán y será seguida en otras «portadas abocinadas» en el siglo XVIII, como en la Purísima Concepción de Zumpago de la Laguna.
En el monasterio utiliza columnas onduladas que acentúan el sentido de movimiento ascendente a la vez que enfatiza la vigencia de los nichos y la imagen de la portada-retablo.
Otros arquitectos novohispanos destacados fueron Juan Montero de Espinosa, Felipe de Urueña, Manuel Álvarez y el ingeniero militar español Luis Díez de Navarro
La fase última del barroco la representa el novohispano Francisco Guerrero y Torres (Villa de Guadalupe, 1727 - Ciudad de México, 1792), aprendiz de Lorenzo Rodríguez, el más notable cultivador del estilo dieciochesco en la capital, que tradujo el rococó galante a un lenguaje mexicano. Utilizó el arco mixtilineo, el vano poligonal y la columna cilíndrica clásica, innovando en el trazado de las plantas. Sus obras más notables, todas en la Ciudad de México, son:
Palacio de los Condes de San Mateo de Valparaíso (1769-1772)
Palacio de los condes de Santiago Calimaya]] (1776-1779)
Capilla del Pocito (1777-1791)
Palacio de los marqueses del Jaral de Berrio (1779-1785)
Fachada del templo de La Enseñanza rehecho en 1912 conforme al original)
Escribe un comentario o lo que quieras sobre Arquitectura barroca novohispana (directo, no tienes que registrarte)
Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)