La aporofobia (del griego ἄπορος áporos ‘pobre’ y φόβος fóbos ‘miedo’ ) es el miedo y rechazo hacia la pobreza y hacia las personas pobres. Es la animosidad, hostilidad y aversión, respecto de las zonas o barrios carenciados y respecto de las personas pobres, o sea, frente a aquellas personas que se encuentran desamparadas y con muy pocos recursos.
El concepto de aporofobia fue acuñado en los años 1990 por la filósofa Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, para diferenciar esta actitud de la xenofobia, que solo se refiere al rechazo al extranjero y del racismo, que es la discriminación por grupos étnicos. La diferencia entre aporofobia y xenofobia o racismo es que socialmente no se discrimina ni margina a personas inmigrantes o a miembros de otras etnias cuando estas personas tienen patrimonio, recursos económicos y/o relevancia social y mediática.
En mayo de 2017, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) señaló que se trataba de un «neologismo válido» y en septiembre del mismo año fue incluido en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española. Fue elegida palabra del año 2017 por Fundéu.
El concepto de aporofobia es usado por medios de comunicación
y profesionales. La aporofobia es el odio, miedo y rechazo a las personas pobres. La pobreza es una característica circunstancial en la vida de los seres humanos y en ningún caso forma parte de la identidad. La pobreza no es una condición permanente de las personas, sino una situación indeseable e injusta, pero superable.culpabilización individual de las personas de su situación de pobreza, ya que no se tienen en cuenta las circunstancias sociales, políticas y/o económicas que influyen en los procesos de exclusión. Las creencias y mitos generados en este proceso de culpabilización son las ideas que subyacen a la aporofobia («están en la calle porque quieren», «tendrían que ponerse a trabajar», «son unos vagos», etc.).
La posibilidad de que las personas puedan salir de la situación de pobreza y abandonar la exclusión social tiene un efecto deLa aporofobia se transmite a partir de una construcción social que relaciona a las personas pobres con delincuencia, situándolas en el imaginario social como posibles delincuentes antes que como potenciales víctimas de la discriminación y la violencia. Existen políticas públicas orientadas a la seguridad y a la convivencia así como prácticas periodísticas en torno a la pobreza y la exclusión social que favorecen la transmisión de una imagen de criminalización de la pobreza.
Estas prácticas políticas, sociales y mediáticas generan representaciones deshumanizadoras de las personas en situación de extrema pobreza y crean una distancia simbólica entre «nosotros» y «ellos».ciudadanía no se sienten obligada a aplicar las normas morales, reglas sociales y consideraciones de justicia que aplicarían con la población que no está excluida socialmente.
De este modo, a través de procesos de deslegitimización y exclusión moral laEl Ministerio de Interior de España recopila los datos de denuncias de delitos de odio por aporofobia desde 2013 en un informe que publica anualmente sobre delitos de odio. En 2016 hubo diez casos denunciados de aporofobia, siete menos que en 2015, de los cuales solo cinco fueron esclarecidos.
Según una investigación realizada en 2015 por el Observatorio de Delitos de Odio contra Personas sin Hogar,personas sin hogar ha sufrido un delito de odio por aporofobia y de estas personas el 81 % habría sufrido estos delitos en más de una ocasión. Solo el 13 % de las personas sin hogar que ha sufrido un delito de odio por aporofobia denuncia los hechos delictivos.
en España el 47 % de lasEn octubre de 2018 el Senado aprobó por unanimidad la toma en consideración de una proposición de ley presentada por Unidos Podemos que persigue incorporar la aporofobia como agravante en el Código Penal.
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