La Antología griega (en griego antiguo, Ἀνθολογία Ἑλληνική, romanizado: Άnthología Hellīnikī́; en latín, Anthologia Graeca) es el nombre dado actualmente al compendio de epigramas grecolatinos y bizantinos, escritos en griego, y provenientes de las dos colecciones más importantes de estos actualmente conservadas: la Antología Palatina, y la Antología Planúdea.
Desde, como mínimo, el siglo VI a. C. se popularizó la poesía epigramática griega, es decir, la destinada a acompañar cualquier obra pétrea (edificios, estatuas, lápidas funerarias, estelas...). Su dispersión geográfica hizo que, en un momento dado, alguien se propusiese recopilarlas, si no todas, al menos las de mayor arte poética. Nació así la Antología, nombre genérico que, en el siglo II a. C., se le dio a la primera obra literaria recopiladora de epigramas en griego de la que tenemos conocimiento: La guirnalda (o corona) de flores de Meleagro de Gádara.
Posteriormente a esta obra, fueron varias las Antologías, que se siguieron escribiendo hasta la Edad Media, cuando se compusieron las dos únicas que hoy día sobreviven (la Antología Palatina y la Antología Planúdea), receptoras de los epigramas compilados hasta su época. Ambas compartían gran cantidad de material, siendo la Palatina más extensa que la Planúdea. De ese modo, se utilizó la primera como base sobre la que añadir únicamente aquellos poemas de la segunda que no figuraban, cuyo resultado es la que ha dado en llamarse actualmente Antología griega.
Para su ordenación, se dividió en dieciséis libros, los quince primeros serían propiamente la Antología Palatina, respetando incluso sus títulos, y el decimosexto lo compondrían todos aquellos poemas que aparecían en la Antología Planúdea pero no en la Palatina (esta forma de ordenación hace que exista una enorme confusión entre Antología Palatina y Antología griega).
Aunque se han encontrado papiros en Egipto que contienen fragmentos de colecciones de poesía, la antología epigramática griega más antigua conocida fue compilada por Meleagro de Gádara en el siglo II a. C., bajo el título Ἀνθολογία (literalmente, Flores seleccionadas), que se ha convenido titularla modernamente, La guirnalda (o corona) de flores. Contenía, además de los poemas del propio compilador, poemas de cuarenta y seis autores más, entre ellos, Alceo de Mitilene, Éveno de Paros, Anacreonte o Simónides de Ceos. En el prefacio de la colección, Meleagro compara, con mucha delicadeza, el orden de los poemas a las flores de una guirnalda unidas por sus tallos, imagen que ha pasado a la posteridad con la palabra "Antología" como sinónimo de colección de obras literarias destinadas a futuras generaciones.
La Ἀνθολογία de Meleagro tuvo tanto éxito, que se incrementó con nuevos poemas desde la antigüedad. Los prefacios de las ediciones de Filipo de Tesalónica, Diogeniano y Agatías, el Escolástico, así lo demuestran (cada una, aunque eran obras independientes, además de contener varios de los poemas seleccionados por Meleagro, incorporaban los propios de sus compiladores y otros más de sus gustos).
A partir del material compilado en una antología que reunía todas las anteriores (o a partir de cada una de ellas), se compuso la edición de Constantino Céfalas en el siglo X d. C.: la llamada Antología Palatina. Su compilador agregó nuevas colecciones al compendio: versos homoeróticos recogidos por Estratón de Sardes en el siglo II d. C.; una colección de epigramas cristianos encontrados en iglesias; una colección de epigramas satíricos y de banquetes, debidos a la pluma de Diogeniano; la descripción de Cristodoro de las estatuas del gimnasio bizantino de Zeuxipo; y una colección de inscripciones albergadas en el templo de Cícico.
El erudito Maximus Planudes realizó a principios del siglo XIV una edición de la Antología griega, a la que, además añadió algunas obras., eliminó o modificó varios poemas que no le parecían auténticos. Esta versión fue la única conocida en el Occidente cristiano, Hasta que en 1606 Claude Saumaise descubrió en Heidelberg una colección más completa basada en la anterior edición de Céfalas, el manuscrito Codex Palatinus 23. La copia que hizo Saumaise, no habría sido publicada antes de 1776, puesto que Richard François Philippe Brunck la anexó a sus Analecta. La primera edición crítica se debe a F. Jacobs (13 vol. 1794-1803; revisada en 1813-17). Fue difundida en toda Europa. Un crítico del Times Literary Supplement, al comentar en 1971 la traducción parcial de Robin Skelton de la Antología, dejó escrito:
Se puede detectar la influencia de esta colección sobre autores tan diferentes como Propercio, Ezra Pound y Edgar Lee Masters. Su influencia se acrecentó con la publicación de su traducción sin censuras en el siglo XX.
Los poemas de esta antología provienen de diversas épocas. Se puede distinguir cuatro periodos:
1) El periodo griego propiamente dicho, del cual Simónides de Ceos (556-469 a. C.) es un destacado representante, con un buen número de inscripciones funerarias para los soldados caídos durante las Guerras médicas. Casi todas las obras de esta época son inscripciones reales o versos dedicados a personas reales, vivas o muerta.
2) El epigrama se desarrolló mucho en el periodo alejandrino. En esta época, su sentido se amplió para incluir anécdotas, sátiras y poemas amorosos. Calímaco de Cirene es una figura representativa de este periodo.
3) En el imperio romano, en una época tardía, se desarrolló otro género: la sátira. Lucilio, que escribió durante el reinado de Nerón, y que Luciano de Samosata, muestran gran talento para los epigramas mordaces y cáusticos. Palladas, un gramático de Alejandría del siglo IV es el último representante del epigrama clásico. En sus versos, se presenta con una oposición desesperada frente al cristianismo.
4) El cuarto periodo consiste en epigramas escritos durante el reinado del emperador Justiniano. El estilo es precios, como lo manifiesta la pluma de Agatías.
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