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Amazing Stories Quarterly



Amazing Stories Quarterly fue una revista pulp estadounidense de ciencia ficción que se publicó entre 1928 y 1934. Fue creada por Hugo Gernsback como complemento de otra de sus revistas, Amazing Stories, que había empezado a publicarse en abril de 1926 y está considerada la primera revista de ciencia ficción. Amazing Stories había tenido el suficiente éxito como para que Gernsback probara con un único número de un Amazing Stories Annual en 1927, que se había vendido bien, y decidió hacer los mismo con una revista con periodicidad trimestral. El primer número de Amazing Stories Quarterly tenía como fecha de portada invierno de 1928 e incluía una reedición de la versión de 1899 de When the Sleeper Wakes, de H. G. Wells. La política de Gernsback de publicar una novela en cada número tenía éxito entre sus lectores, aunque la elección de la obra de Wells no fue tan buena. En los siguientes cinco números solo apareció otra reedición, una novela del propio Gernsback, Ralph 124C 41+, en el número de invierno de 1929. Gernsback quebró a principios de 1929 y perdió el control de Amazing Stories y Amazing Stories Quarterly; el editor asociado, T. O'Conor Sloane, se hizo cargo de la edición. La revista comenzó a tener dificultades financieras en 1932 y la periodicidad se volvió irregular; el último número tenía fecha de otoño de 1934.

Entre los autores cuyo trabajo se publicó en la revista se encuentran Stanton A. Coblentz, Miles J. Breuer, A. Hyatt Verrill y Jack Williamson. Los críticos difieren sobre la calidad de las obras escogidas por Gernsback y Sloane. El escritor británico Brian Stableford considera que algunas de las novelas fueron importantes para los primeros tiempos de la ciencia ficción, pero el editor y estudioso de la ciencia ficción estadounidense Everett Bleiler opina que pocas obras tenían una calidad aceptable. Milton Wolf y Mike Ashley son más positivos en su evaluación y consideran que las obras que Sloane publicó a principios de los años 1930 son de las mejores del por entonces nuevo género.

Aunque ya se había publicado ciencia ficción antes de la década de 1920, no empezó a consolidarse como un género independiente hasta la aparición en 1926 de Amazing Stories, una revista pulp estadounidense publicada por Hugo Gernsback.[2]​ La nueva revista fue un éxito y en 1927 Gernsback publicó un número doble bajo el título Amazing Stories Annual, que también consiguió unas buenas ventas. Estos éxitos lo convencieron para lanzar una revista complementaria de Amazing Stories bajo el título Amazing Stories Quarterly.[3]​ El primer número, con fecha de portada invierno de 1928, apareció en los quioscos el 5 de enero de ese año.[4]

Gernsback se declaró en quiebra a principios de 1929 y perdió el control tanto de Amazing Stories como de Amazing Stories Quarterly. Después de un corto período en esa situación las revistas fueron adquiridas por Bergan Mackinnon, quien las vendió a la editorial de Bernarr Macfadden Teck Publications. T. O'Conor Sloane, que había trabajado en ambas revistas para Gernsback, asumió el puesto de editor. En 1932 la revista, que probablemente nunca fue muy rentable, comenzó a sufrir problemas financieros y la periodicidad de publicación trimestral se volvió irregular tras el número de invierno de 1932. Los dos últimos números solo contenían reediciones de los primeros números y de Amazing Stories. El último número tenía fecha de otoño de 1934, aunque la decisión de interrumpir la revista no se tomó hasta algún tiempo después, ya que un artículo editorial en el número de mayo de 1935 de Amazing Stories indicaba que podrían publicarse más números.[1][5]

El primer número de Amazing Stories Quarterly incluía una reedición de la novela de H. G. Wells When the Sleeper Wakes, aunque por alguna razón Wells no proporcionó a Gernsback el texto revisado publicado en 1910 bajo el título The Sleeper Awakes, sino el texto de la edición original de 1899.[1]​ El resto del material publicado en este número era original y los siguientes números incluían trabajos de Edmond Hamilton, Stanton A. Coblentz, R. F. Starzl, David H. Keller, S. P. Meek, J. Schlossel y Clare Winger Harris, una de las primeras mujeres escritoras de ciencia ficción.[5][6]​ Aunque los lectores reaccionaron de forma negativa hacia la novela de Wells, apoyaron la política de Gernsback de publicar una novela en cada número. Además de esta obra, la única reedición publicada en los primeros tiempos de la revista fue la novela del propio Gernsback Ralph 124C 41+, que apareció en el número de invierno de 1929,[1][5]​ ambientada en el año 2660 y que era poco más que una serie de predicciones sobre el futuro unidas por una trama menor.[7]​ Gernsback incluyó una sección de cartas al director, e inició un concurso para los mejores comentarios de los lectores; el primer premio fue otorgado a Jack Williamson, que más tarde se convirtió en un reconocido escritor de ciencia ficción, pero que por entonces apenas comenzaba su carrera. También se crearon otras secciones para atraer a los lectores, como reseñas de libros, concursos de ciencias y noticias científicas. El último número con Gernsback como editor tenía fecha de portada primavera de 1929;[1][5]​ cuando Sloane se hizo cargo de la revista la mayoría de estas secciones de no ficción dejaron de publicarse.[1]

Según los historiadores de la ciencia ficción Milton Wolf y Mike Ashley, durante los dos años siguientes Sloane publicó en la revista algunos de los mejores trabajos de los primeros años del género. Wolf y Ashley hacen referencia a obras como Paradox, de Charles Cloukey, uno de los primeros relatos de viajes en el tiempo; The Bridge of Light, de A. Hyatt Verrill, una novela sobre una civilización perdida en América del Sur; The Birth of a New Republic, de Miles J. Breuer y Jack Williamson, en la que un hombre del siglo XXIV recuerda una revuelta de los habitantes de la Luna contra la Tierra; Paradise and Iron, de Breuer; o White Lily, de Eric Temple Bell con el seudónimo John Taine, sobre una forma de vida cristalina que pone en peligro el planeta.[1][5]​ Después de 1931, según Wolf y Ashley, la ficción de Amazing Stories Quarterly se volvió menos interesante.[5]​ El editor y estudioso de la ciencia ficción estadounidense Everett Bleiler, autor de una detallada reseña de los primeros diez años de las revistas de ciencia ficción, es menos halagador y describe las space opera de John W. Campbell, que aparecieron de 1930 a 1932, como «rimbombantes» y considera que solo alrededor de una docena de las historias de toda la trayectoria de la revista «podrían haberse considerado dignas de ser leídas si uno pudiera volver a la década de 1930, asumiendo los estándares de la época».[1][5]​ Bleiler hace mención de tres autores, Coblentz, Taine y Breuer, que aportaron un material notablemente original, pero añade que su obra «no era lo suficientemente sólida para la ficción dominante» y tenía «muy poca acción y demasiada sofisticación para un pulp». Bleiler coincide con Wolf y Ashley en que la calidad de la revista disminuyó con el tiempo.[1]​ En The Encyclopedia of Science Fiction Brian Stableford también destaca entre los colaboradores de la revista a Coblentz, Taine y Breuer, junto con Williamson y Verrill; Stableford considera que sus contribuciones se encuentran entre «las primeras novelas pulp de ciencia ficción más importantes».[8]

Amazing Stories Quarterly fue publicada por la editorial Experimenter Publishing, propiedad de Hugo Gernsback, hasta el número de primavera de 1929. Un único número fue publicado por Irving Trust, el administrador legal designado durante la quiebra de Gernsback; luego cuatro números, desde el de otoño de 1929 hasta el de verano de 1930 fueron publicados de nuevo por Experimenter Publishing y luego los cuatro siguientes por Radio-Science Publications. La editorial de los diez últimos números, desde el de otoño de 1931 hasta el de otoño de 1934, fue Teck Publishing, de Washington y Dunellen. Todos los números de la revista se publicaron en formato pulp grande y tenían 144 páginas, excepto los dos últimos, que tenían 128. Su precio era de 50 centavos. El editor de los seis primeros números fue Gernsback; a partir del número de verano de 1929 el editor fue T. O'Conor Sloane.[5]​ Hubo una reedición canadiense del último número, de otoño de 1934.[9]

Ziff-Davis publicó 27 números con el título Amazing Stories Quarterly de 1940 a 1943 y también de 1949 a 1951, pero no eran revistas originales, sino solo números recuperados de Amazing Stories.[5]



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