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Alfonso XIII (1915)



El Alfonso XIII, renombrado España en 1931, fue el segundo de una serie de tres acorazados construidos por España a principios del siglo XX. Con el advenimiento de la Segunda República se le cambió el nombre por el de España, tanto para eliminar cualquier vestigio de la depuesta monarquía, como para que volviera a llevar el nombre de España el buque insignia de la escuadra española, tras la pérdida del cabeza de su serie en 1923. Los tres recibieron el nombre genérico del cabeza de serie, por lo que se les llamó los acorazados Clase España. Su construcción tuvo lugar en Ferrol.

Eran buques de bella estampa, con cubierta corrida, puente de mando, una sola gran chimenea al centro, un pequeño puente secundario a popa, dos mástiles en trípode, pequeño espolón, y las siguientes características: eslora 140 m, manga 24 m, puntal 12,74 m, calado 7,70 m, desplazamiento normal 15 700 t y 16 450 t a plena carga. Para la propulsión contaban con 12 calderas Yarrow de carbón, y turbinas que accionaban cuatro hélices, con una potencia de 11 270 CV a tiro normal y 20 000 CV a tiro forzado. Su velocidad máxima era de 19,5 nudos, con una autonomía de 7500 millas a 10 nudos. Su coraza era de 23 cm en el centro de la faja baja, 15 cm en el de la media y 7,5 cm en el de la alta, que disminuía hacia los extremos hasta 10 cm en proa y 5 cm en popa. La dotación era de 850 hombres.

El armamento principal consistía en 8 cañones Vickers de 305 mm/50 calibres montados en 4 torres dobles, las más lejanas entre sí colocadas sobre la línea de crujía, una a proa y otra a popa, y las otras dos desplazadas de la línea de crujía, la de proa hacia estribor y la de popa hacia babor. Cada cañón pesaba 67,1 t y cada proyectil 385 kg, con 902 m por segundo de velocidad inicial, 21 500 m de alcance máximo, y un ritmo de fuego de un disparo por minuto. También montaban 20 cañones de 101,6 mm, 2 de 47 mm y 2 antiaéreos de 76 mm instalados en los años 20.

En 1907 accedió al poder el conservador Antonio Maura siendo nombrado Ministro de Marina el capitán de navío José Ferrándiz y Niño. El 7 de enero de 1907, y gracias a la defensa realizada por Maura, era aprobada la ley de reforma naval (más conocido como plan Ferrándiz) casi por unanimidad. El núcleo del plan eran los tres acorazados tipo Dreadnought, aunque su reducido desplazamiento los convirtió en los "Dreadnought" más pequeños del mundo. Construidos en el Ferrol por la recién nacida SECN ( Sociedad Española de Construcción Naval ), fueron los primeros y últimos acorazados monocalibre construidos en España. Al concurso convocado en la "Gaceta" del 23 de abril de 1908 se presentaron las firmas Ansaldo italiana y Vickers-Armstrong británica, siendo finalmente seleccionada esta última. El proyecto se podía considerar como una reducción de los cruceros de batalla británicos clase Indefatigable, dando máxima prioridad al armamento en detrimento de la velocidad y la protección. El coste total de los 3 buques fue de 130 millones, a unas 2.870 pts la tonelada.

El acorazado Alfonso XIII se empezó a construir el 23 de febrero de 1910, siendo botado el 7 de mayo de 1913 y entregado a la Armada el 16 de agosto de 1915. Sus primeras misiones, al igual que las del acorazado España, fueron de vigilancia de las costas españolas durante la Primera Guerra Mundial. En 1920 efectuó un viaje de buena voluntad para mostrar el pabellón, con entrada en La Habana donde tuvo un gran recibimiento, ya que era el primer barco de guerra español que entraba en Cuba después de su independencia —con la excepción del buque escuela de vela Nautilus, que había entrado en 1908—. A continuación entró en San Juan de Puerto Rico donde tuvo otro gran recibimiento, y por último lo hizo en Nueva York. En noviembre de 1923 formó escuadra con su hermano el acorazado Jaime I y otras unidades de la escuadra, trasladando a Italia a los Reyes y al general Primo de Rivera.

Durante la Guerra del Rif, en agosto de 1923 participó con el acorazado España en el denominado desembarco de Alfrau. En septiembre de 1925, nuevamente junto al Jaime I y al acorazado francés París, participó en el desembarco de Alhucemas, recibiendo algún impacto sin ninguna consecuencia. Volvería a tomar parte en varios viajes oficiales de los reyes al Protectorado de Marruecos y estuvo presente en la gran concentración de barcos que tuvo lugar en Barcelona en 1929 con motivo de la Exposición Universal.

En 1931, con la llegada de la Segunda República su nombre fue cambiado por el de España, señalando así la continuidad de la nación con independencia del régimen político. Al mismo tiempo pasó a la reserva, fue amarrado en Ferrol con dotación reducida, se utilizó como depósito de marinería y poco a poco perdió capacidad operativa y artillera.

El 20 de julio de 1936 se sublevaron contra la República Española varios oficiales de la Base Naval de Ferrol (La Coruña), destituyendo a los jefes y oficiales de la Base que se mantenían leales. La tripulación del España y la del Almirante Cervera hicieron frente como pudieron a los sublevados, quienes contaban con fuerzas de un regimiento de Artillería y de infantería de marina. Intentaron unirse a los que resistían en otras partes del Arsenal y sofocar la sublevación, pero aislados, sin mandos y casi sin armas, no lo lograron. El España no pudo ser puesto a flote para escapar del Arsenal, como también lo intentó el Cervera y, finalmente, su dotación se vio obligada a rendirse tras casi dos días de asedio. Para entonces el alzamiento contra la República había fracasado en gran parte del país, pero la sublevación del ejército colonial en África había sido total y la situación derivó rápidamente hacia una Guerra Civil.

Al mantenerse leal a la República la mayoría de los buques de la Armada Española, el España se convirtió en un bien preciado para los nacionales. El estado del buque era de abandono, se le estaba usando como cuartel flotante y su capacidad operativa era mínima, pero su potencialidad estratégica era muy importante, máxime ante la grave carencia de buques propios. En pocos días lograron recuperar dos de sus potentes cañones de 305 mm y seis de 101,6 mm, y dotarlo de las reformas mínimas necesarias para surcar los mares de nuevo.

En julio-agosto de 1936, de los 8 cañones Vickers de 305 mm solo estaban operativos 6 ya que se utilizó una de las torres como fuente de repuestos para las otras tres. De los 20 cañones de 101 mm solo están operativos 12 y muy desgastados.[1]

El 12 de agosto de 1936 salió a la mar para operar en el Cantábrico acompañado del destructor Velasco. Llevó a cabo misiones de bloqueo de la costa republicana, salvo en el paréntesis comprendido entre el 28 de septiembre y el 13 de octubre de 1936, en que la flota republicana, formada entre otros barcos por el acorazado Jaime I, hizo acto de presencia en el Cantábrico. Tomó parte en el bombardeo de los tanques de combustible de Santurce y de diferentes objetivos terrestres en Guipúzcoa para forzar la rendición de San Sebastián, Irún y Fuenterrabía, en el apoyo al cuartel de Simancas, en los bloqueos directos a Bilbao y Santander, y en la captura de diversos barcos que transportaban material para el bando republicano.

Fue blanco de varios ataques, de los que el Abuelo —como cariñosamente se le llamaba— salió bien librado, como fue el caso de un torpedo lanzado por un submarino republicano, que hizo impacto en su proa pero no llegó a explotar, o ataques de la aviación enemiga que no dieron en el blanco. Pero su buena estrella se truncó poco después de las 7 de la mañana del 30 de abril de 1937, al chocar cerca de Santander contra una mina posiblemente fondeada unos días antes por el minador nacional Júpiter. Aquel día el España y el destructor Velasco patrullaban por el Cantábrico cuando por el norte apareció un carguero inglés rumbo a Santander. El Velasco se dirigió a interceptarlo y el España maniobró para interponerse entre el carguero y tierra, pero en esa maniobra se acercó al cabo Galizano y entró en un campo minado. El Velasco logró interceptar al carguero después de efectuar un par de disparos de aviso, ya que el mercante intentaba escapar, y cuando ya se apuntaba en el haber de los barcos una captura más, una gran explosión en el España puso fin a la caza. El Velasco abandonó su presa y se dirigió hacia el acorazado, que empezaba a escorar ligeramente.

En el España solo murieron cinco hombres por la explosión de la mina, el resto de la dotación fue salvada por el Velasco, que para ello se metió en el campo de minas, casi se atracó al moribundo acorazado, cuya escora aumentaba poco a poco, y tuvo que soportar ataques infructuosos de la aviación enemiga. Fue imposible detener la entrada de agua a bordo, y en menos de tres horas el Abuelo se hundió a la vista de las personas que se habían concentrado en Galizano.

El 10 de septiembre de 1971, aún sin conocerse la localización exacta, se publicó en el Boletín Oficial del Estado el concurso-subasta para conceder los derechos de extracción y propiedad, lo que hizo que la prensa recordara su hundimiento.[2]

El viernes 30 de septiembre de 2016, la Armada anunció públicamente el hallazgo de los restos del navío por parte del buque de salvamento y rescate Neptuno, durante una campaña de adiestramiento específico con la Unidad de Buceo de Ferrol.[3]



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