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Aimé Césaire



¿Qué día cumple años Aimé Césaire?

Aimé Césaire cumple los años el 26 de junio.


¿Qué día nació Aimé Césaire?

Aimé Césaire nació el día 26 de junio de 1913.


¿Cuántos años tiene Aimé Césaire?

La edad actual es 111 años. Aimé Césaire cumplió 111 años el 26 de junio de este año.


¿De qué signo es Aimé Césaire?

Aimé Césaire es del signo de Cancer.


¿Dónde nació Aimé Césaire?

Aimé Césaire nació en Basse-Pointe.


Aimé Fernand David Césaire (Basse-Pointe, Martinica, 26 de junio de 1913-Fort-de-France, ibídem, 17 de abril de 2008) fue un poeta y político martiniqués. Fue el ideólogo del concepto de la negritud y su obra ha estado marcada por la defensa de sus raíces africanas.

El segundo de siete hijos, su padre era cobrador de impuestos y su madre ama de casa.[1]​ Su abuelo había sido el primer profesor negro de Martinica y su abuela, en oposición a muchas de las mujeres de su generación, sabía leer y escribir y enseñó a hacerlo a sus nietos desde muy jóvenes.

Entre 1919 y 1924, Aimé Césaire cursa la escuela primaria su ciudad natal. En 1924 obtiene una beca para ingresar en el liceo Victor Schœlcher en la capital de la isla. En esta institución tiene como profesores a Gilbert Gratiant, figura influyente de la cultura de Martinica, y a Octave Mannonni, autor de Psychologie de la colonisation (Psicología de la colonización), texto que Césaire criticará más tarde en su Discurso sobre el colonialismo.

En septiembre de 1932 llega a París para ingresar la escuela preparatoria del liceo Louis-le-Grand, dentro del programa literario (conocido popularmente en francés como hypokhâgne). Comienza una amistad con Léopold Sedar Senghor, quien a la postre sería el primer presidente de Senegal independiente.

En 1934, junto con Sedar Senghor y Louis Gontran Damas, funda la revista L'Étudiant Noire (‘El estudiante negro’). Colabora con ellos Suzanne Roussy, con quien contraerá matrimonio en 1937. Es a través de este proyecto que Césaire empieza a utilizar el concepto de Negritud.

Entre 1935 y 1938 realiza estudios en la Escuela Normal Superior, de donde se graduará con la tesis Le Thème du Sud dans la littérataure nègro-américaine des USA (‘El tema del Sur en la literatura negro-estadounidense en EUA’).

En 1935 inicia con la escritura de Cahier d'un retour au pays natal (‘Cuaderno de un regreso al país natal’), libro que publicará en 1939, año en el que regresa a Martinica. Él y Suzanne son asignados como profesores en el liceo Victor Schœlcher, donde Aimé tendrá como estudiantes a Frantz Fanon y a Édouard Glissant.[1]

La situación en Martinica a finales de la década de 1930 era la de una zona encaminada hacia la total alienación cultural, ya que la élite local prefería siempre cualquier referencia proveniente de la metrópoli colonial, Francia. En temas literarios, las escasas obras martiniquesas de la época suelen estar teñidas de un exotismo biempensante, y adoptan la mirada exterior que se puede encontrar en los libros franceses que hablan de la Martinica. Este duduísmo, que utilizan autores como Mayotte Capécia ha sido el principal motivo por el que han aumentado los clichés a los que se ve sometida la población de Martinica.

Como reacción a esa situación, el matrimonio Césaire, apoyado por otros intelectuales martiniqueses como René Ménil y Aristide Maugée, funda en 1941 la Revue Tropiques. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos proceden a bloquear la Martinica, debido a la desconfianza que sienten ante los representantes del régimen colaboracionista de Vichy), lo que hace que las condiciones de vida en la isla se deterioren.

El régimen instaurado por el Almirante Robert, enviado especial del gobierno de Vichy es racista y represor. En los pueblos fueron cesados los representantes electos negros y sustituidos por representantes de la aristocracia criolla, los békés. En ese contexto, la censura apunta de modo directo contra la revista Tropiques, que solo irá apareciendo con dificultades hasta 1943.

El conflicto mundial también marca el paso por Martinica del poeta surrealista André Breton (que cuenta sus experiencias en un breve opúsculo, Martinica, encantadora de serpientes). Breton descubre la poesía de Césaire por el Cuaderno de un retorno al país natal y se encuentra con él en 1941. En 1943 redacta el prólogo de la edición bilingüe del “Cuaderno…”, que se publica en el número 35 de la revista “Fontaine” que dirige Max-Pol Fouchet y en 1944 el del compendio Las armas milagrosas, que marca la adhesión de Césaire al surrealismo.

Apodado "el negro fundamental", influirá en autores como Frantz Fanon, Edouard Glissant (alumnos de Césaire en el liceo Schoelcher), el guadalupeño Daniel Maximin y muchos otros. Su pensamiento y su poesía también marcaron a los intelectuales africanos y afroamericanos en su lucha contra el colonialismo y la desculturización.

En 1945, Aimé Césaire se afilia al Partido Comunista Francés, y a la cabeza de ese partido es elegido alcalde de la capital de la isla, Fort-de-France. También se presenta y sale elegido diputado a la Asamblea Nacional por Martinica, escaño que conservará sin interrupción hasta 1993. Aunque durante mucho tiempo se declaró independentista sus aspiraciones una vez elegido eran más modestas, teniendo en cuenta la situación económica y social de la Martinica, muy deteriorada tras años de bloqueo y tras el desplome de la industria azucarera, y trató de conseguir el estatus de departamento para la Martinica, cosa que se produce en 1946.

Era esta una reivindicación que databa de finales del siglo XIX y que se había consolidado en 1935, en el tricentenario de la unión de la Martinica a Francia que llevó a cabo Belain d'Esnambuc. La postura de Césaire no fue bien entendida entre los muchos movimientos de izquierda martiniqueses, que se eran más favorables a la independencia, e iba a contracorriente de los movimientos de liberación de Indochina, India o el Magreb. La medida tenía como objetivo, según Césaire, luchar contra la preponderancia béké en la política martiniquesa, contra el clientelismo, la corrupción y el conservadurismo estructural que llevaban aparejados. Según Césaire fue para conseguir un saneamiento, una modernización, y para permitir el desarrollo económico y social de Martinica por lo que adoptó dicha decisión.

En 1947, Césaire crea junto a Alioune Diop la revista “Présence africaine”. En 1948 aparece la “Anthologie de la nouvelle poésie nègre et malgache”, con prólogo de Jean-Paul Sartre que consagra el movimiento de la negritud.

Opuesto a las valoraciones que el PCF hizo con respecto a la revolución de Hungría, Aimé Cesaire abandona el PCF en 1956, y funda dos años después el Partido Progresista Martiniqués (PPM), desde el que reivindicará la autonomía de Martinica. Alineado con los “no inscritos” de la Asamblea Nacional entre 1958 y 1978, y en el grupo socialista de 1978 a 1993. Césaire seguirá siendo alcalde de Fort-de-France hasta en 2001.

El desarrollo de la capital de Martinica a partir de la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por un masivo éxodo rural, provocado por el declive de la industria azucarera y la explosión demográfica provocada por la mejora de las condiciones sanitarias de la población. La política social llevada a cabo favoreció la creación de una base electoral estable para el PPM. La política cultural de Aimé Césaire se simboliza con la creación del Servicio Municipal de Acción Cultural (SERMAC), que a través de talleres de arte popular (baile, artesanía, música) y el prestigioso festival de Fort-de-France.

Aimé Césaire se retiró de la vida política (en especial de la alcaldía de Fort-de-France, dejando el puesto en manos de Serge Letchimy), pero sigue siendo un personaje imprescindible para entender la historia de Martinica. Tras la muerte de su compañero y amigo Senghor, permanece como uno de los últimos fundadores del pensamiento de la negritud.

En contacto con los jóvenes africanos que se encontraban estudiando en París, Aimé Césaire y su amigo de la Guayana Francesa Léon-Gontran Damas, al que ya había conocido en Martinica, van descubriendo una parte desconocida de su identidad, el componente africano, víctimas de la alienación cultural características de las sociedades coloniales de Martinica y Guayana Francesa.

En 1934, en las páginas de El estudiante negro aparecerá por primera vez el término “negritud”. Este concepto, ideado por Aimé Césaire como reacción a la opresión cultural del sistema colonial francés, tiene como objetivo, por una parte rechazar el proyecto francés de asimilación cultural y por otra fomentar la cultura africana, desprestigiada por el racismo surgido de la ideología colonialista.

Edificado pues en contra de la ideología colonial francesa de la época, el proyecto de la Negritud es más cultural que político. Se trata, más allá de una visión partidista y racial del mundo, de un humanismo activo y concreto, destinado a todos los oprimidos del planeta. En efecto, Césaire declarará: “Soy de la raza de los que son oprimidos”.

En febrero de 1987, como parte de la Primera Conferencia Hemisférica de los Pueblos Negros de la Diáspora, organizada en su honor en la Universidad Internacional de Florida, en Miami, Césaire explica que la negritud expresa la pertenencia a una comunidad oprimida y excluida, pero que se mantiene en lucha continua. La negritud, ahonda, no es una filosofía, ni una metafísica, ni una concepción pretenciosa del universo, sino una manera de vivir la historia de esa comunidad al interior de la historia, y la cual incluye la deportación masiva de poblaciones enteras, el tráfico de humanos a través de continentes y los recuerdos de una tradición y una serie de creencias que se intentaron asesinar.[2]

Considerado como uno de los precursores de los Estudios Poscoloniales,[3][4]​ Aimé Césaire expresa su crítica al colonialismo europeo a través de distintos textos, principalmente su ensayo Discurso sobre el colonialismo. En él, el escritor considera que el continente europeo es hipócrita e inmoral y que su proyecto colonialista es indefendible. Asimismo considera que la infalibilidad europea está sujeta a discusión desde el momento en que es incapaz de resolver la miseria y alienación que él mismo construyó a través de las conquistas coloniales.[5]

Para subrayar la mencionada hipocresía, el ensayo argumenta que la crítica unánime al nazismo y a Hitler estriba, no en la violencia ejercida contra otros seres humanos, sino en el uso de las mismas prácticas coloniales contra sociedades “blancas” europeas. De igual forma, demuestra cómo la clase intelectual europea ha difundido discursos racistas y esclavistas en el pasado, como el caso de Ernest Renan y De Lapouge.[5]

Finalmente, el autor hace un vínculo entre la violencia del capitalismo y la del colonialismo en repetidas ocasiones:

« Qu’on le veuille ou non : au bout du cul-de-sac Europe, je veux dire l’Europe d’Adenauer, de Schuman, Bidault et quelques autres, il y a Hitler. Au bout du capitalisme, désireux de se survivre, il y a Hitler. Au bout de l’humanisme formel et du renoncement philosophique, il y Hitler ». (‘Lo queramos o no, al final del callejón sin salida que es Europa, aquella de Adeauer, de Schuman, de idault y algunos otros, está Hitler. Al final del capitalismo, deseoso de sorevivir, está Hitler. Al final del humaismo formal y de renuncia filosófica, está Hitler’); (p. 14).

« Au fait, le dossier [contre l'Europe] est accablant. Un rude animal qui, par l’élémentaire exercice de sa vitalité, répand le sang et sème la mort, on se souvient qu’historiquement, c’est sous cette forme d’archétype féroce que se manifesta, à la conscience et à l’esprit des meilleurs, la révélation de la société capitaliste ». (‘El caso [contra Europa] es abrumador. Es como si un animal que, haciendo uso de su más elemental vitalidad, repartiera la sangre y sembrara la muerte, pues hay que recordar que históricamente bajo esta misma forma feroz se manifestó, en la consciencia y espíritu de los mejores, la revelación de la sociedad capitalista’); (p. 55).[5]



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