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Adolfo Federico de Suecia



Adolfo Federico (Schleswig, Holstein-Gottorp, 14 de mayo de 1710-Estocolmo, Suecia, 12 de febrero de 1771) fue rey de Suecia a partir de 1751. Hijo del duque Cristián Augusto de Holstein-Gottorp y de la margravina Albertina Federica de Baden-Durlach, hija del margrave Federico VII Magnus de Baden-Durlach y de la princesa Augusta María de Holstein-Gottorp. Fue también obispo de Lübeck y administrador del ducado de Holstein-Gottorp.

Destacó por ser uno de los monarcas más débiles de la historia de Suecia.

Adolfo Federico nació en el castillo de Gottorp, en el ducado de Holstein-Gottorp (actual territorio de Schleswig-Holstein, en Alemania), hijo de Cristián Augusto, duque de Schleswig-Holstein-Gottorp, obispo de Lübeck y administrador de Holstein-Gottorp (como tutor del duque Carlos Federico). Su madre era la margravina Albertina Federica de Baden-Durlach, tataranieta de la princesa Catalina Vasa, la hija de Carlos IX de Suecia. Por su lado materno, Adolfo Federico era descendiente de la dinastía Vasa. Entre sus hermanas se encontraba Juana Isabel, la madre de Catalina II de Rusia. Cuando fue bautizado, el rey Carlos XII de Suecia, quien había sido invitado como padrino, le concedió un cargo de oficial en el ejército sueco.

En 1727, cuando Adolfo Federico tenía 17 años, falleció su hermano mayor, entonces obispo de Lübeck. Su madre Albertina Federica, cuya economía padecía por ese tiempo de una marcada estrechez, pudo negociar que el obispado pasara a manos de Adolfo Federico.

En 1739 murió su primo el duque Carlos Federico de Holstein-Gottorp —quien era sobrino de Carlos XII de Suecia y aspirante al trono sueco— y Adolfo Federico consiguió hacerse, pese a la oposición en vida del propio Carlos Federico, el tutor del heredero Carlos Pedro Ulrico, que contaba con once años de edad. De esa manera, Adolfo Federico llegó a ser el administrador del ducado. No destacó por ser un brillante gobernante.

En Rusia, la princesa Isabel, tras una revolución en palacio en 1741, se convirtió en emperatriz y decidió adoptar a su sobrino Carlos Pedro Ulrico de Holstein-Gottorp y nombrarlo su sucesor. Adolfo Federico decidió enviar al joven duque a Rusia, para así permanecer él en la administración de los ducados de Holstein-Gottorp y quedar como el más cercano en la línea de sucesión al trono de Suecia. Tras acaloradas discusiones en el parlamento sueco, donde fue palpable la influencia rusa, Adolfo Federico fue elegido el 23 de junio de 1743 como heredero del trono. Alcanzó el gobierno el 26 de marzo de 1751 y fue coronado el 7 de diciembre del mismo año.

Desde sus inicios como heredero del trono, Adolfo Federico estuvo sometido a las decisiones de los partidos políticos y su obra dentro de la historia sueca sería insignificante. El poder residía en el parlamento, mientras que la monarquía se encontraba demasiado debilitada. El 18 de agosto de 1744, se casó con la princesa prusiana Luisa Ulrica, hermana de Federico II el Grande. En su afán por aumentar el poder de la monarquía, el matrimonio buscó primeramente una alianza política con algunos importantes miembros del partido de los sombreros. Los sombreros, tras su victoria sobre el partido de los gorros en el parlamento en 1746, no sólo no prestaron atención a Adolfo Federico, sino que presionaron a este para que comprometiera a su hijo el príncipe Gustavo con la princesa Sofía Magdalena de Dinamarca. El ducado de Holstein-Gottorp, la tierra de Adolfo Federico, era enemigo declarado de Dinamarca. Las relaciones con los sombreros pronto se enfriaron y después del ascenso al trono de Adolfo Federico el 7 de diciembre de 1751, se tornarían en enemistad.

Alrededor de la familia real surgió un nuevo partido político, el llamado partido de la corte, que pretendía reforzar el poder monárquico. Para aumentar su popularidad, el rey visitó Finlandia y las tierras del golfo de Botnia. El Consejo Real se quejó pronto de las pretensiones del rey de aumentar su influencia en esa instancia, y el consejo decidió enfrentarse abiertamente al monarca. Se decidió que el conflicto fuese solucionado en el parlamento, y este optó por favorecer al Consejo Real. La decisión del parlamento permitió que se tomasen medidas humillantes en contra de Adolfo Federico, entre ellas la facultad del consejo de utilizar un sello con el nombre del rey para firmar las decisiones del consejo que el monarca se negara a ratificar.

Poco tiempo después, en 1756, se habló de una conspiración dentro de la corte que pretendía llevar a cabo una revolución para regresar al rey al viejo poder absoluto. El parlamento ordenó levantar un registro de las joyas de la corona, ante las sospechas de que la reina había comenzado a empeñarlas para financiar la revolución. La revolución fracasó, varios de los que apoyaban al rey fueron condenados a muerte, el poder del monarca se redujo aún más y el parlamento amenazó con deponerlo del trono si continuaba con sus intenciones. El poder de un monarca sueco nunca fue tan bajo como en la intentona de revolución de 1756.

A partir de 1760, el partido de la corte reapareció y decidió aliarse con el partido de los gorros, entonces con un poder creciente. En 1765 triunfó el partido de los gorros, y la alianza entre este y la corte se rompió, al grado que surgió una nueva confrontación. Entonces el partido monárquico se alió con su antiguo enemigo, el partido de los sombreros, con el fin de derrocar a los gorros y redactar una nueva constitución. En el siguiente parlamento, en 1769, triunfó en el parlamento una coalición entre los sombreros y la corte, pero nunca se pudo redactar una nueva constitución, de modo que Adolfo Federico permaneció únicamente como la sombra de un monarca hasta su muerte.

Adolfo Federico murió en Estocolmo el 12 de febrero de 1771 de problemas digestivos después de haber terminado una opípara cena en la que repitió postre 14 veces. Aunque ha sido considerado un gobernante débil, dependiente de otros, se sabe que fue un buen marido y padre; llevó una activa vida familiar y social y era amante del arte.

De su matrimonio con Luisa Ulrica de Prusia hubo cinco hijos. Un primer parto previo fue malogrado.




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