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Adenomiosis



En ginecología, la adenomiosis es la presencia de tejido endometrial—la capa más interna del útero incluyendo sus glándulas—que se ha pasado hacia el miometrio—la capa muscular del útero—causando un engrosamiento uterino. La adenomiosis es un trastorno benigno es común en mujeres que han dado a luz entre las edades de 35 y 50 años de edad.[2]​ Es capaz de producir menstruaciones dolorosas (dismenorrea) o profusas (menorragia).

La causa de la adenomiosis es desconocida,[1]​ aunque se le ha asociado con una variedad de traumas que pueden en algún momento romper la barrera entre el endometrio y el miometrio, incluyendo una cesárea, ligadura de trompas, aborto o incluso un embarazo cualquiera.

Se ha sugerido que la razón por la que la adenomiosis es más común en mujeres entre 35 y 50 años de edad está en el exceso de estrógeno presente en mujeres de esas edades. Al llegar a los 35 años, las mujeres típicamente cesan de crear la misma cantidad de progesterona, una hormona que se opone a las acciones anabólicas del estrógeno. Al pasar de los 50 años de edad, debido a la aparición de la menopausia, las mujeres dejan de producir tanto estrógeno.

La adenomiosis puede presentarse en dos formas, tomando en cuenta la cantidad de tejido invadido:[2]

El útero puede ser visualizado, así como sus capas constituyentes, con un ultrasonido o una resonancia magnética (IRM).[2]​ El ultrasonido transvaginal es la más efectiva y la más disponible en comparación con la IRM. Cualquier modalidad diagnóstica puede mostrar si el útero se encuentra agrandado. En el ultrasonido se verá la textura uterina de manera heterogénea sin las masas focales bien definidas que caracterizan a otros trastornos como los miomas.

La resonancia magnética provee una mejor capacidad diagnóstica por motivo de la mejor resolución y contraste en las imágenes, especialmente en la diferenciación entre una adenomiosis y un mioma fibrótico. La IRM puede también detectar la profundidad de la penetración del miometrio. Por lo general se aprecian señales disminuidas (hipointensas) en la cavidad del endometrio, especialmente en T2,[2]​ evidenciando el engrosamiento en cuestión, por razón de la mayor cantidad de hierro en la capa muscular proveniente del depósito de sangre característico del endometrio. Un grosor del útero mayor a 10 o 12 milímetros es la lectura diagnóstica de una adenomiosis—el grosor normal es de 8 mm.

Otras razones de hemorragia uterina disfuncional incluyen:

En mujeres jóvenes, las consideraciones diagnósticas deben ser ampliadas para incluir:

Las opciones de tratamiento incluyen el uso de antiinflamatorios no esteroideos y supresión hormonal con el fin de traer alivio sintomático. Por supuesto, la histerectomía corrige el problema permanentemente al eliminar el endometrio infiltrante. Quienes creen que la causa del trastorno es un exceso de estrógeno o al menos que agrava los síntomas, recomiendan evitar productos que contengan xenoestrógenos o recominendan el uso de suplementos naturales de progesterona. Otra posible opción es el MRgFus, por ablación del tejido controlado por resonancia magnética (temperatura y posición en tiempo real).MRgFUS. No tiene efectos secundarios.

No se ha reportado un aumento del riesgo de aparición de cáncer asociado con adenomiosis. Debido a que el trastorno es dependiente de estrógeno, la menopausia resulta un proceso de curación natural. Las pacientes con adenomiosis con frecuencia tienen también un leiomioma o endometriosis.



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