I Macabeos (ספר מקבים א, también llamado Primer Libro de los Macabeos, o 1 Macabeos) es una antigua obra literaria hebrea incluida en la Septuaginta, pero luego considerada como un texto deuterocanónico por los judíos rabínicos y caraítas, por los judíos mesiánicos, y por los cristianos protestantes, anglicanos y restauracionistas. Sin embargo, este libro ha sido aceptado como canónico por los católicos, ortodoxos, y los ortodoxos orientales. Se encuentra ubicado entre los libros de Ester y II Macabeos.
El nombre del autor de I Macabeos permanece ignorado. Analizando el texto de su libro sabemos que se trataba de un judío fiel y leal a su patria y su religión, y totalmente convencido de la justicia de su causa. Era, además, un profundo conocedor de las cuestiones técnicas atinentes a su teología.
I Macabeos fue escrito aparentemente hacia el año 100 a.C., o sea hacia finales del reinado de Juan Hircano, aunque sus originales se han perdido y solo se conserva la versión griega de los LXX. Es, por consiguiente, casi contemporáneo de los hechos que narra, ya que la rebelión de los Macabeos se registró entre los años 175 y 135 a.C.
I Macabeos narra el intento de helenizar por la fuerza a los judíos, por parte de Antíoco IV Epífanes, un rey de la dinastía seléucida. Los judíos más fieles no se resignan a esta suerte de ingeniería social, se sublevan y se rebelan, conducidos por Matatías, un anciano líder religioso.
Los cinco hijos de este se llaman Judas, Jonatán, Simón, Juan y Eleazar y pronto se convierten en actores principales de la unificación del pueblo judío en la resistencia contra los invasores griegos.
El libro puede dividirse en:
Contrariamente a los libros históricos anteriores (Tobit, Judit y Ester), I Macabeos no tergiversa u oscurece voluntariamente un hecho histórico pedestre para exaltar la operatividad de Dios en favor del pueblo judío.
El autor, en cambio, toma un hecho histórico real (la Rebelión de los Macabeos), trascendental de por sí para la historia de su pueblo ya que se lo considera la primera revolución nacionalista hebrea, y lo describe de modo bastante imparcial y con suma objetividad. Esto convierte a I Macabeos en un documento histórico muy estimable, aunque en algunos pasajes se observa el cariño con que el autor trata a los personajes que lo protagonizan, e incluso se entusiasma con las nobles luchas que está narrando.
El libro muestra un respeto por la fe y la piedad. Tanto es así, que ni siquiera se atreve a llamar a Dios por su nombre propio (Yahveh) o simplemente denominarlo «Señor», prefiriendo mencionarlo como «Cielo».
Numerosas veces los combatientes recurren a la oración para acrecentar su fuerza, y evidencian una inquebrantable confianza en que Dios prestará su ayuda a quienes dan su sangre en la lucha por la causa de Israel.
Cuando los Macabeos triunfan, el autor bíblico atribuye este éxito al apoyo y la ayuda que Dios les ha prestado.
Existen cuatro libros de los Macabeos. I y II Macabeos (como Tobit, Judit y las partes griegas agregadas a Ester) son considerados deuterocanónicos, esto es, aceptados por la Iglesia católica pero no por las iglesias protestantes ni por los judíos.
El Concilio de Roma del Papa Dámaso I en el 382, si el Decretum Gelasianum está correctamente asociado con él, emitió un canon bíblico idéntico a la lista dada en Trento, incluidos los primeros dos libros de los Macabeos, Orígenes de Alejandría (253 d. C.) , Agustín de Hipona (397 d.C.) , el Papa Inocencio I (405 d. C.) , el Sínodo de Hipona (393 d.C.) , el Concilio de Cartago (397 d.C.) , el Concilio de Cartago (419 d.C.) , los Cánones Apostólicos, el Concilio de Florencia (1442 d. C.) y el Concilio de Trento (1546 d.C.) enumeraron los primeros dos libros de los Macabeos como canónicos.
III y IV Macabeos, por el contrario, son considerados apócrifos por los católicos, aunque iglesias ortodoxas y orientales los aceptan como parte del canon bíblico.
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